En julio del año pasado se produjo un apuñalamiento contra varias niñas en un estudio de danza en Southport, en Reino Unido. Tres de ellas murieron y otras 10 personas, ocho de las cuales también eran niñas, resultaron heridas. El gobierno laborista de Londres quiere aprovechar la conmoción para “reformar” la ley antiterrorista (1).
En un vídeo que publica el periódico The Sun, el primer ministro Keir Starmer afirma que “nos enfrentamos a una nueva y grave amenaza”, que requiere una “definición ampliada” de terrorismo (2). Hay que tomar nota porque Starmer procede de la fiscalía. Su tarea ha sido encarcelar. En Reino Unido, como en otros países, siempre ocurre lo mismo: a medida que el terrorismo va a menos, la represión va a más.
En el colmo del ridículo, con su nueva ley Starmer quiere dificultar la compra de cuchillos. “Sigue siendo sorprendentemente fácil para nuestros niños conseguir cuchillos letales. Las lecciones de este caso no podrían ser más claras […] La tecnología está ahí para establecer controles de verificación de edad, incluso para los cuchillos de cocina que se compran por internet”.
Acabarán por exigir permisos para tener destornilladores, navajas y cortauñas en casa, como si fueran armas de fuego.
La censura no podía faltar en estas campañas repesivas. “Con sólo unos pocos clics, las personas pueden ver un vídeo tras otro, vídeos que en algunos casos nunca se eliminan. No me pueden decir que el material que este individuo vio antes de cometer estos asesinatos debería ser accesible o estar en las principales plataformas de redes sociales”, dice el periódico The Guardian.
El primer ministro Starmer confiesa en su declaración que “demasiadas personas están cayendo en las grietas de nuestra sociedad”, lo cual significa más vigilancia y un control más estricto, que tiene que empezar con un lavado de cerebro a los niños.
“Eso significa preguntas difíciles sobre cómo proteger a nuestros niños de la oleada de vídeos violentos en línea”, dice Starmer, sumándose a lo que ha dicho Pedro Sánchez en el Foro de Davos: hay que acabar con el anonimato en internet. La Ley de Seguridad en Internet, que entra en vigor en marzo, silenciará cualquier información crítica al respecto con el pretexto de que nadie debería ver ciertos vídeos.
La ley antiterrorista buscará “ampliar la definición de terrorismo” para incluir las “nuevas amenazas”, que siempre son peores que las anteriores. “El terrorismo ha cambiado. En el pasado, la principal amenaza eran grupos altamente organizados, con una clara intención política. Grupos como Al Qaeda y el IRA […] Pero ahora, junto con eso, también tenemos que protegernos de la violencia extrema perpetrada por solitarios e inadaptados, una cohorte creciente de hombres jóvenes que pueden acceder a todo tipo de material enfermizo en línea”, dice Starmer.
El objetivo es hacer que el término “terrorismo” sea aún más difuso extrayéndolo de las ideologías políticas o religiosas. En una declaración al Parlamento, la ministra del Interior, Yvette Cooper, dijo que, dado el creciente número de casos en los que los perpetradores buscan aterrorizar, incluso sin una ideología clara, debemos asegurarnos de que las leyes sean lo suficientemente fuertes para hacerles frente.
En Reino Unido la ficción de un “terrorismo sin ideología” surgió durante la pandemia, con las primeras protestas contra el confinamiento y las vacunas. Los políticos y la prensa sensacionalista hablan de una ausencia de ideología para referirse a quienes protestan, pero no son capaces de definirse políticamente, ni tampoco pueden ser encasilladas dentro de ningún cliché policial característico, lo que en España llaman “tribus urbanas”.
Es un reflejo de la legislación europea del año pasado, que introdujo una definición imprecisa sobre supuestos “terroristas potenciales” (3). Hay que capturarlos preventivamente, antes de que sean realmente terroristas (4). Es un cajón de sastre en el cabe de todo. Cualquiera que tenga un motivo de queja es un “terrorista en potencia” precisamente porque no es capaz de analizar la raíz del problema con cierto detalle.
Luego los medios de comunicación, las redes sociales, los “expertos”, los tertulianos y los charlatanes de todos los pelajes multiplican la confusión. Como confiesa The Guardian, la consecuencia es que el “aumento de la violencia en línea hace que declarar un incidente terrorista sea más difícil que nunca” (5).
El terrorismo siempre fue un pretexto para endurecer la represión politica. Nadie ha sido capaz nunca de definir lo que están castigando. Nadie sabe a quién están enviando a la cárcel, que es lo más interesante porque, en efecto, cualquiera puede acabar en la cárcel condenado por terrorismo, como ya está ocurriendo en España.
(1) https://www.theguardian.com/uk-news/2025/jan/21/uk-ministers-pledge-overhaul-terror-laws-southport-murders
(2) https://www.thesun.co.uk/news/32933490/keir-starmer-southport-murders/
(3) https://www.statewatch.org/news/2024/october/eu-definition-of-potential-terrorists-opens-door-to-broad-information-sharing/
(4) https://mpr21.info/minority-report5-como-detener-los/
(5) https://www.theguardian.com/uk-news/2025/jan/21/the-surge-in-online-violence-makes-declaring-a-terrorist-incident-more-difficult-than-ever