Los espías de la BfV forman parte del Ministerio del Interior y su campaña está enfrentada a la política que hasta la fecha ha mantenido el Ministerio de Asuntos Exteriores, que desde el comienzo de la Primavera Árabe se ocupaba de la Hermandad y había creado una oficina especial para apoyarles.
Parece que los yihadistas son amigos de un Ministerio y enemigos del otro, pero no es así. La Hermandad Musulmana eran amigos y ahora han dejado de serlo. En el Estado moderno los enemigos no son ni dejan de ser. Mejor dicho, no son casi nada. Depende de las necesidades del amo. Como en este caso, los amigos pasan a ser enemigos, y a la inversa.
En un informe de 2 de febrero del año pasado, los espías afirmaron que, a pesar de su apariencia conforme a la Constitución, la Hermandad persigue objetivos secretos que rechazan la democracia y el estado de derecho. También señala que, a largo plazo, la Hermandad es más peligrosa para Alemania que Al-Qaeda y el Califato Islámico.
Después de un año de intoxicación, la BfV señala que la Hermandad no tiene medios para influir en los musulmanes de Alemania.
Como llevamos años contando, la Hermandad al menos desde 1945 ha sido patrocinada por el MI6 y desde 1953 por la CIA. Durante la Guerra Fría, los anglosajones solicitaron a sus aliados franceses y alemanes que acogieran a los cabecillas de la Hermandad que la OTAN estaba empleando contra la URSS.
En este contexto, el egipcio Said Ramadan creó el Centro Islámico de Munich y organizó un programa financiado por el Congreso de Estados Unidos en Radio Libertad especialmente dirigido a los musulmanes de la URSS.
En los años ochenta, Alemania concedió asilo político a los dirigentes de la rama siria de la Hermandad que no habían logrado derrocar al gobierno baasista de Damasco.
En 2011, mientras los anglosajones trataban de llevar al poder a la Hermandad en Oriente Medio, Alemania fue su retaguardia. Al director de su centro de estudios de política exterior (SWP), Volker Perthes, le autorizaron a elaborar un plan para la rendición total e incondicional de Siria en nombre del número 2 de la ONU, el embajador estadounidense Jeffrey Feltman.
En 2017 Trump prohibió a su gobierno seguir apoyando al Califato Islámico y a finales del año siguiente el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, decidió cambiar su política, ordenando a la BfV iniciar el lavado de cerebro de sus parlamentarios.
Contrariamente a lo que su nombre sugiere, la Hermandad Musulmana no es una organización religiosa, sino una organización política secreta. Está organizada según el modelo de la masonería inglesa y tiene mucho cuidado en negar la pertenencia de sus miembros. Casi todos los cabecillas yihadistas han salido de sus filas, desde Osama Bin Laden hasta el gran califa Abu Bakr Al-Baghdadi.
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