Un vestigio de la guerra fría: la Hermandad Musulmana

La Hermandad en la Casa Blanca en 1953
René Naba

Si el Nilo es la arteria vital de Egipto, sus dos apoyos son el ejército y la Hermandad Musulmana, a los que una fuerte disputa de legitimidad opone desde hace medio siglo. Fundada en 1928, la Hermandad Musulmana reivindica un derecho de antigüedad en la lucha por la independencia nacional. Durante la debacle y hundimiento del imperio otomano, esta organización panislamista se proponía como objetivo el renacimiento islámico y la lucha no violenta contra la influencia occidental.

En una zona que sufría el yugo colonial, su ideología ejerció un enorme atractivo sobre las élites intelectuales, propagándose rápidamente el movimiento a los países musulmanes (Egipto y Sudán) de lengua francesa, pero también en el norte de África (Argelia y Libia), y en menor medida en Túnez y Marruecos. Basculando entre la monarquía egipcia y el colonialismo británico, alternando entre la colaboración y la oposición según las necesidades de su lucha, la organización se verá prohibida en el apogeo de su influencia en 1948, cuando manifestaba tener un millón de adherentes, suponiendo una fuerza política en el tablero egipcio.

Su oposición fundamental y violenta a los Estados árabes laicos llevó a su prohibición, o al menos a la limitación de sus actividades en numerosos países, principalmente en Siria e Irak (en donde combatirá la ideología laica del Baas), y en Egipto. Aquí precisamente, el autor de la prohibición, Mahmud Fahmi Nokraschi Pacha será asesinado el 28 de diciembre de 1948, lo que traería represalias, siendo asesinado dos meses mas tarde el fundador del movimiento, Hassan al Banna (12 de febrero de 1949).

Con el fondo del desastre militar en Palestina y el choque traumático para el mundo árabe que fue la creación de Israel, este ajuste de cuentas entre el trono egipcio y la Hermandad Musulmana socavó los cimientos de la monarquía, al mismo tiempo que desacreditará a la Fraternidad, en tanto que esta guerra interna egipcia será contemplada como una operación de despiste, insignificante respecto al choque que supuso la creación de una entidad occidental, Israel,  en el epicentro del mundo árabe.

Durante mucho tiempo pesará sobre la Hermandad Musulmana la sospecha de ser un instrumento del colonialismo inglés entre en el conflicto árabe central, Palestina, del mismo tipo que el Partido Popular Sirio y el Partido Panlibanés fundado por el libanés Antun Saadé. Este dirigente del partido pansirio será pasado por las armas por un pelotón de ejecución el 8 de julio de 1949, seis mesas después que su colega egipcio. Su partido será condenado a la clandestinidad mientras que el autor de la condena, el primer ministro libanés Riad El Solh será a su vez asesinado, en 1951, durante un viaje a Amman, el vasallo por excelencia del Reino Unido en Medio Oriente, y refugio de las formaciones de la era de la independencia árabe, de idéntico recorrido, el laico PPS y el religioso Hermandad Musulmana.

El ejército egipcio se enfrenta a la Fraternidad y consigue su cuota de poder derribando a la monarquía al mismo tiempo que a los sueños de poder de la organización panislamista, disuelta en 1954. El golpe de Estado del “Grupo de los oficiales libres”, el 26 de julio de 1952, envía al rey Faruk al exilio y a la Fraternidad a la clandestinidad. Un error fatal. Desde su nuevo refugio monárquico, la Hermandad combate contra Gamal Abdel Nasser, jefe carismático de los árabes aureolado de una auténtica legitimidad popular, y blanco de una ofensiva occidental sin precedentes contra el mundo árabe.

Nasser tenía los ojos pendientes de Tel Aviv, y la Hermandad Musulmana los tenían pendiente de La Meca, la City y Wall Street. El oficial nacionalista percibía a Israel como la principal amenaza sobre el mundo árabe, y favorecía la solidaridad panarabista mientras que la Hermandad Musulmana tendían a la solidaridad religiosa como antídoto a la laicidad, ocultando la realidad israelí. La Fraternidad, que llevó el combate contra el colonialismo británico en Egipto, se alineaba de esa forma con los peores enemigos de su país: Arabia Saudita, el vasallo de siempre de los Estados Unidos, y Jordania, el gendarme británico en Medio Oriente.

Desde Amman, en donde desempeñaba la labor de diplomático, Said Ramadan, yerno y sucesor de Hassan al Banna, organizó su contraataque. Aprovechando un salvoconducto jordano para facilitar sus desplazamientos, inicia su guerra de desgaste contra el régimen nasseriano, animado bajo cuerda por los servicios occidentales. Se sella oficialmente una colaboración, con ocasión de en encuentro del presidente norteamericano Dwight Eisenhower, en 1953, en el paroxismo de la guerra fría soviético-norteamericana.

El encuentro entre Eisenhower y Ramadan se inscribía en el contexto de los continuos esfuerzos del gobierno norteamericano para alinear a los musulmanes contra el comunismo soviético.

El Islam se consideraba un contrapeso al ateismo soviético en el tercer mundo. Estados Unidos consideraba a la Hermandad Musulmana como potenciales aliados contra Nasser y el establecimiento de regímenes comunistas o socialistas en Medio Oriente. La organización, un potencial aliado de los Estados Unidos y Arabia Saudita, es disuelta en 1954, al día siguiente de la reunión entre Ramadan y Eisenhower. Veinte mil de sus miembros se verán encarcelados, entre ellos el actual número uno de Al Qaeda, Aymane Al-Zawahiri. Said Ramadan, padre de Tariq Ramadan, el universitario suizo-egipcio, optará finalmente por Suiza para llevar su campaña de movilizaciones anti nasserianas con ayuda de los fondos saudíes.

El golpe de pulgar financiero de los saudíes y los norteamericanos da a la organización medios para establecer una estructura islamista justo a tiempo para acoger la ola de inmigración musulmana en Europa de los años 70. En 1961, Said Ramadan funda, con el apoyo del futuro rey Faisal de Arabia, el centro Islámico de Ginebra, y se pone al frente de un organismo islámico en Munich, el Islamische Gemeinschaft in Deutschland, encargado de reciclar a los tránsfugas musulmanes del Ejército Rojo. Bajo su férula, sus seguidores juegan un papel importante en la fundación en 1962 de la Liga Islámica Mundial, estructura paralela de fundamento religioso puesta en marcha por Arabia saudí para contrarrestar la influencia de la diplomacia nasseriana.

La derrota de junio de 1967 y la muerte de Nasser en 1970 favorecieron una nueva convergencia entre el poder egipcio y la Hermandad Musulmana, a favor del desplazamiento del centro estratégico del mundo árabe desde el Mediterráneo hacia las petromonarquías del Golfo, y el empleo del petróleo como arma en apoyo a la guerra de octubre de 1973.

Anuar el Sadat, antiguo compañero de viaje de la Hermandad, juzgará conveniente apoyarse sobre la Hermandad Musulmana para hacer de contrapeso a la extrema izquierda, e integrará la sharia en las leyes egipcias. La luna de miel de cinco años se rompe en 1978, con el proceso de paz de Camp David, primera escisión grave del movimiento. La Hermandad Musulmana renuncia oficialmente a la violencia militar, a excepción del combate en Palestina. Pero las divergencias estratégicas conducen a la constitución de nuevas estructuras rivales, tales como Al-Gama’a Al-Islamiliya (Grupo islámico), uno de cuyos miembros asesinará a Sadat en 1981.


http://www.madaniya.info/2014/12/17/la-confrerie-des-freres-musulmans-un-vestige-de-la-guerre-froide-1-3/

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