El ejército israelí llevó a cabo varios ataques en Líbano con el pretexto de los depósitos de armas subterráneos de Hezbollah en la frontera con Siria. Al mismo tiempo, el ejército israelí continuó sus operaciones de destrucción de las aldeas del sur del país.
La situación se vio agravada por el bombardeo de edificios por parte del ejército israelí en los sectores que aún ocupa, así como por algunas operaciones de barrido con ametralladoras en el sur.
El portavoz árabe del ejército israelí, Avichay Adraee, informó el 9 de febrero que “aviones de combate de la fuerza aérea atacaron, con precisión, un túnel subterráneo en la región de Bekaa que pasa desde el interior del territorio sirio al territorio libanés, que era utilizado por el grupo terrorista Hezbollah para transportar equipos de combate”, especificando también que los aviones “llevaron a cabo bombardeos en varios sitios del grupo terrorista Hezbollah que contenían equipo de combate y plataformas de misiles”.
A pesar de los ataques afirmó que “el ejército israelí está decidido a mantener los acuerdos para impedir el reposicionamiento y rearme de Hezbollah”.
También se oyeron aviones de combate sobre Iqlim El Touffah. El último ataque israelí tuvo lugar el sábado en la frontera entre el país de los cedros y Siria. Según un informe preliminar, al menos seis personas murieron en un ataque que impactó la zona conocida como “Chaara”.
La fuerza aérea israelí también atacó un objetivo en el paso fronterizo de Qald El Sabaa, en Hermel. Los aviones de combate continuaron luego su trayectoria, sobrevolando el norte de país.
Por su parte, el ejército libanés se desplegó en Rab El Thalathin y Talloussé. Advirtió a los vecinos que no vayan allí por el momento hasta que las tropas hayan despejado las carreteras y retirado las municiones sin explotar.
El ejército israelí tiene hasta el 18 de febrero para completar su retirada del sur de Líbano, de acuerdo con los términos actualizados del alto el fuego con Hezbollah, que entró en vigor el 7 de noviembre.