El ejército de Estados Unidos experimenta sus primeros fracasos militares en Siria

El dominio del aire, la aviación militar, desempeña un papel fundamental en las guerras modernas, aunque su poder se pudo contrarrestar con el invento del radar y la artillería antiaérea, que hizo vulnerable tanto a las aeronaves como a los misiles y drones.

A su vez, por puro desarrollo dialéctico, toda medida tiene su contramedida, y el radar impulsó la creación de aviones furtivos o indetectables en torno a los cuales se creó toda una técnica, denominada “stealth technology”.

Los portavoces del imperialismo tienen una concepción mágica de la ciencia y la técnica, en la que participan los propios científicos e ingenieros, de tal modo que tras la caída de la URSS, se convencieron a sí mismos de que el desplome había sido consecuencia de un atraso secular, o incluso de su obsolescencia, que es tanto como decir, que los países capitalistas se habían desarrollado más rápido que los socialistas, lo cual es imposible para cualquiera que sepa lo que es la historia.

Entonces, a partir de 1991, empezaron a hablar del fin de otro imposible, el fin de la historia, un porvenir en el que el mundo quedaría sometido al único poder hegemónico, el de Estados Unidos, que resultaría incontestable en todos los terrenos, incluido el técnico y, naturalmente, el militar, ambos estrechamente vinculados.

No hay más que leer el “Defense Planning Guidance” redactado por Paul Wolfowitz, capataz del Pentágono, en 1992. Las Guerras de los Balcanes y del Golfo en los noventa marcaron esa hegemonía, claramente expresada en una abrumadora superioridad aérea y, por lo tanto, técnica. Más en concreto, dichas guerras marcaron el salto a una aviación que en el futuro sería “stealth technology” cien por cien: invisible e indetectable para los radares enemigos.

La USAF (Fuerza Aérea de Estados Unidos) habló del fin del aluminio y decidió no comprar ningún avión que no fuera indetectable. Pero siempre hay que prestar atención a los pequeños detalles, sobre todo en las guerras: el único avión que los serbios fueron capaces de derribar a lo largo de toda la guerra fue un F-117A: era el primer caza “indetectable” que fue detectado.

La técnica no es eso que los técnicos quieren hacer creer a todos los demás. No son los misiles “inteligentes” de los que se jactó Trump. La economía tampoco es lo que los economistas hacen creer. Todos los planes del Pentágono para construir aviones indetectables han fracasado uno tras otro. Aunque el máximo ejemplo es el F-35, una chapuza copiada de una URSS calificada como “obsoleta”, se pueden poner numerosos ejemplos, como el plan de 1978 para construir 500 unidades del B-2, el primer bombardero furtivo, al precio de 180 millones de dólares la pieza, se transformaron en sólo 21 al exhorbitante precio de 2.400 millones cada uno.

El fracaso del concurso de “tiro al plato con misiles” en la madrugada del 14 de abril en Siria culmina esa cadena de fracasos de la “stealth technology” del Pentágono, donde ahora viven una crisis de pánico, de la que se ha hecho eco el general Raymond A.Thomas, jefe de las fuerzas de operaciones especiales. Diez días después del bombardeo, el 24 de abril, Thomas admitió en el simposium Geoint 2018 que “actualmente en Siria nos encontramos en el entorno de guerra electrónica más agresivo que existe en el mundo. Nos atacan cada día e interrumpen nuestras comunicaciones”.

Naturalmente que cuando Thomas se refiere al “enemigo” no piensa en el gobierno de Siria. El discurso del general ha caído como un jarro de agua fría en ese submundo de expertos. En “Dance with Bears” John Helmet admite que Rusia aún no ha puesto la guerra electrónica al máximo de su capacidad. “Si decidiera hacerlo, Estados Unidos quedaría incomunicada en la región”, añade Helmet.

Otro artículo del 24 de abril en “Breaking Defense” abunda en los mismos términos. El ejército de Estados Unidos es capaz de combatir contra adversarios muy inferiores en Irak, Níger o Afganistán, pero “no estamos preparados para una guerra de alta intensidad”, declara el congresista Don Bacon, general retirado y especialista en guerra electrónica.

Más información:
– Siria: concurso de tiro al plato con misiles
– Los misiles ‘inteligentes’ de Trump no han superado el examen de Siria

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