El sábado el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una nueva resolución sobre el Sáhara Occidental, y Marruecos sigue perdiendo terreno. El simple hecho de que el Consejo de Seguridad debata sobre un territorio que Rabat reclama como propio, constituye en sí mismo una derrota. Si ese territorio les perteneciera realmente, nunca aceptarían que la ONU lo considerara como un territorio en disputa. Impondría su presencia allí por la fuerza. El ejemplo de España es revelador: no tolera ninguna discusión sobre su soberanía en Ceuta y Melilla.
Para evitar el veto de Rusia y China, Estados Unidos modificó su proyecto original porque favorecía la autonomía propuesta por Marruecos. El texto final restablece explícitamente el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, conforme a la Carta de la ONU. Es el pueblo saharaui quien tiene que decidir su destino. Ningún país puede imponer nada, salvo que quiera la guerra y exterminar a los saharauis.
El Frente Polisario está reconocido como parte principal en las negociaciones con Marruecos, por lo que el régimen de Rabat debería negociar sobre las propuestas que la ONU lanza a ambas partes: la autodeterminación o la autonomía.
Eso supone que la autonomía no es la única solución posible; la autodeterminación también está entre las opciones a negociar. Antes los saharauis tenían la posibilidad de ser marroquíes o la autodeterminación. Ahora ya no se trata de ser marroquíes sino de ser autónomos o autodeterminarse. Es un importante retroceso para el régimen de Rabat.
La triple abstención de Rusia y China, además de Pakistán, sobre el proyecto de resolución pone de manifiesto una forma de coordinación implícita entre ambos países, comprometidos con la autodeterminación, la no injerencia y el respeto al derecho internacional.
Pero ni Rusia ni China vetaron la aprobación de la resolución, una vez corregida, porque pretendían ampliar el mandato de la Minurso, la misión especial de la ONU para el Sáhara, cuyo papel es precisamente organizar el referéndum de autodeterminación.
Argelia ni siquiera participó en la votación. Se retiró para decir que no quería votar. Es una posición diplomática coherente con su línea habitual sobre el Sahara. Lo mismo que el Frente Polisario, Argelia no acepta ninguna negociación. La soberanía no se negocia.
Por el contrario, para Marruecos la humillación es total, a pesar de que el sábado por la noche las calles se llenaron de jolgorio en Rabat y otras ciudades. Los medios locales dicen que la ONU ha aprobado su plan autonomía, cuando es completamente falso. Lo que la resolución reconoce es que se deben negociar todas las iniciativas destinadas a favorecer una solución política, sin excluir ninguna de manera.
Una de esas iniciativas “genuinas” es el proyecto marroquí de autonomía.
El Consejo de Seguridad exhorta a las partes, Marruecos y Frente Polisario, representante legítimo del pueblo saharaui, a entablar negociaciones sin condiciones previas, considerando que todas las propuestas pueden conducir a una solución política final mutuamente aceptable.
La resolución recuerda también que el conflicto no se puede resolver sin la participación del pueblo saharaui y el ejercicio de su derecho inalienable a la autodeterminación.