La dimisión del primer ministro de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, se produjo tras semanas de protestas y una crisis económica cada vez más profunda. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha empezado a trabajar con el gobierno de Colombo en un plan de rescate que incluirá un paquete de reformas, así como apoyo financiero.
Pero no se trata sólo de la mala gestión de un país concreto. Sri Lanka es el canario en la mina de carbón. Los países de renta baja y media de todo el mundo se enfrentan a una triple crisis: los confinamientos, el aumento del coste de su deuda y la subida de los precios de los alimentos y el combustible.
El Banco Mundial afirma que casi el 60 por cien de los países de bajos ingresos estaban sobreendeudados o en alto riesgo antes de la Guerra de Ucrania, mientras que el coste del servicio de la deuda está aumentando considerablemente, sobre todo para los países que han acumulado deuda en divisas extranjeras. La guerra en Ucrania ha llevado a los inversores a buscar el refugio del dólar estadounidense, haciendo caer el valor de las monedas de los mercados emergentes. La subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal ha agravado el problema.
La crisis de los mercados emergentes no es nueva, pero ahora ya no hay manera de hacer frente a ella. A lo máximo el capital financiero puede paliar alguno de estos problemas país por país, “pero se trata de problemas sistémicos y actualmente no hay forma de abordarlos de forma sistémica”, ha reconocido Richard Kozul-Wright, Director de la División de Globalización y Estrategias de Desarrollo de la UNCTAD.
La ONU ha tratado de cuantificar el problema. Su rama de comercio y desarrollo, la UNCTAD, señaló en un informe reciente que 107 países se enfrentaban a una de estas tres perturbaciones, como mínimo: aumento de los precios de los alimentos, aumento de los precios de la energía o endurecimiento de las condiciones financieras. Estos tres choques afectaron a 69 países: 25 en África, 25 en Asia y el Pacífico y 19 en América Latina y el Pacífico.
El FMI ha iniciado conversaciones de rescate con Egipto y Túnez -dos grandes importadores de trigo de Rusia y Ucrania- y con Pakistán, que ha impuesto cortes de electricidad por el alto coste de la energía importada. Entre los países del África subsahariana figuran Ghana, Kenia, Sudáfrica y Etiopía. Argentina firmó recientemente un acuerdo de deuda de 45.000 millones de dólares con el FMI, pero otros países latinoamericanos en riesgo son El Salvador y Perú.
Durante meses se especuló con que Turquía sería la primera ficha de dominó en caer, pero a pesar de una tasa de inflación anual del 70 por cien y un enfoque poco convencional de la gestión económica, sigue aguantando. A diferencia de otros países amenazados, Turquía es capaz de alimentar a su propia población.
el problea fue dejar de usar oro como paron