Martin Griffiths, el británico que dirigió la labor humanitaria de la ONU en Yemen, cofundó y asesora a una empresa privada de resolución de conflictos que colabora estrechamente con el MI6. Hasta hace poco era el enviado especial de la ONU en Yemen, un país en guerra en el que combatieron las fuerzas especiales británicas.
Griffiths, de 71 años, ha ocupado varios puestos importantes en el ámbito internacional. Fue enviado especial de la ONU en Yemen hasta 2021. Anteriormente fue responsable de negociar un acuerdo para poner fin a la guerra en el país de Oriente Medio, que se ha prolongado durante casi siete años.
Reino Unido apoya a los saudíes en la Guerra de Yemen en un intento de restaurar el gobierno de Abdrabbuh Mansour Hadi, que se vio obligado a huir en 2015.
Una empresa de resolución de conflictos cofundada por Griffiths y de la que sigue siendo “asesor estratégico” trabaja en estrecha colaboración con el MI6 y el Ministerio británico de Asuntos Exteriores. Entre sus directores y asesores figuran antiguos militares y diplomáticos británicos.
La empresa, Inter Mediate, “se centra en los conflictos más difíciles, complejos y peligrosos, en los que otras organizaciones no pueden intervenir” y “reúne a algunos de los mayores expertos mundiales en diálogo y negociación”. Lo más relevante es que la resolución de guerras y conflictos internacionales se encomiende a empresas privadas que, por lo demás, son tentáculos de las centrales de espionaje de las grandes potencias.
El hallazgo también suscita dudas sobre la imparcialidad de la ONU, crucial para el papel de un enviado especial que, además, interviene por razones supuestamente “humanitarias”.
Inter Mediate empezó a trabajar en Yemen y Siria seis años antes de que Griffiths se convirtiera en enviado de la ONU en Yemen, en una época en la que era asesor principal de la ONU sobre Siria. Se desconoce si la empresa sigue activa en Yemen.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ascendió a Griffiths al puesto de enviado especial de la ONU para Yemen en febrero de 2018. “Una exitosa campaña para conseguir el nombramiento de un nuevo Enviado Especial de la ONU para Yemen ha conducido al nombramiento de Martin Griffiths, británico y experto en mediación internacional”, decía el comunicado oficial.
En 1994 Griffiths fue ascendido a director del Departamento de Asuntos Humanitarios de la ONU (DAH) en Ginebra. Antes había pasado cuatro años como director general de la ONG británica de desarrollo ActionAid y también había trabajado en Save the Children y UNICEF, el departamento de la ONU dedicado a la infancia.
Existen antecedentes de funcionarios británicos que han ocupado altos cargos humanitarios en la ONU. Desde 2010 los cinco jefes de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que sucedió al DAH, han sido británicos.
El gobierno británico ha estado financiando la oficina del enviado especial de la ONU, aportando 650.000 libras del presupuesto de ayuda de Reino Unido en los años 2019 y 2020, e incluso en la ONU rige el principio de que “quien paga manda”. Los organismos internacionales sólo ponen su sello, que sirve de cobertura para manejos muy sucios.
Inter Mediate fue creada en 2011 por Griffiths y Jonathan Powell, antiguo jefe de gabinete de Tony Blair. Powell ayudó a negociar el Acuerdo de Viernes Santo en Irlanda del Norte y desempeñó un papel central en la política exterior británica bajo Blair.
Ha sido director de Inter Mediate desde su creación. Antiguo funcionario del Foreign Office, Powell fue nombrado en 2014 por el entonces primer ministro David Cameron enviado especia del Reino Unido a Libia, mientras dirigía Inter Mediate.
Powell e Inter Mediate han dirigido numerosos proyectos financiados por el Ministerio de Asuntos Exteriores en países como Birmania, Libia y Corea del norte. La documentación encontrada incluye 23 pagos realizados por el Ministerio de Exteriores a la empresa entre 2013 y 2020.
El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que había pagado “algo más de 4 millones de libras a Inter Mediate entre 2011 y 2020 para apoyar el trabajo de resolución de conflictos internacionales”.
Es otro claso claro de corrupción institucionalizada en el que participan los organismos internacionales, los espías, las empresas privadas y, naturalmente, las ONG humanitarias.
—https://declassifieduk.org/former-un-envoy-to-yemen-linked-to-mi6-a-party-to-the-war/