El avión espía estadounidense U2 bate un récord de resistencia en su 70 aniversario

El grupo musical U2 tomó su nombre del avión espía más famoso de la Guerra Fría que, 70 años después, sigue en activo. En 2014 la Fuerza Aérea de Estados Unidos consideró la posibilidad de poner fin al servicio de su avión espía en favor del dron Hale (High Altitude Long Endurance) RQ-4 Global Hawk.

Además, en aquel momento, la división Skunk Works de Lockheed Martin trabajaba en un posible sustituto del aparato. Desde entonces el sucesor no ha llegado, al menos oficialmente.

Finalmente, quedó claro que la Fuerza Aérea no podría prescindir de su avión, ya que sus prestaciones distan mucho de ser comparables a las del RQ-4 Global Hawk. De hecho, si bien este último tiene la ventaja en términos de resistencia, con su capacidad de permanecer en el aire durante más de 30 horas, el avión espía podía transportar el doble de carga útil, operar simultáneamente múltiples sensores de alto rendimiento y volar en cualquier condición atmosférica a 20 kilómetros de altura.

Además, tampoco depende de un enlace satelital.

Tras ser modernizado con la integración de nuevos sensores e incluso algoritmos de inteligencia artificial, 70 años después el U2 sigue en funcionamiento en el 9 Ala de Reconocimiento, con base en Beale, California.

Para conmemorar el aniversario, la Fuerza Aérea quiso superar los límites del U2 intentando establecer el récord del vuelo más largo para una aeronave de esta categoría. El 31 de julio un TU-2S, una versión biplaza, despegó de la Base Aérea de Beale y regresó catorce horas después, tras haber volado más de 11.000 kilómetros y sobrevolado 48 estados. Nunca antes un U2 había volado durante tanto tiempo.

Antes de cada vuelo, los piloto de los U2 deben someterse a exámenes médicos antes de colocarse un traje especial y equiparse. Posteriormente deben permanecer acostados durante una hora y respirar oxígeno puro para eliminar cualquier rastro de nitrógeno de su sangre, evitando así el riesgo morir en caso de pérdida de presión.

El vuelo del nuevo TU-2S sirvió para mejorar el equipo informático: planes de vuelo, aeródromos de respaldo de emergencia, condiciones meteorológicas…

La tripulación también intentó batir el récord de altitud, pero fracasó. Dado que el límite de altitud de la aeronave es información clasificada, la Fuerza Aérea no quiso comentar nada sobre este aspecto del vuelo.

Historia de un rotundo fracaso del U2

El 1 de mayo de 1960 un avión U2 fue derribado por las Fuerzas de Defensa Antiaérea soviéticas mientras espiaba el territorio de la URSS. Pilotado por el capitán Francis Gary Powers, el aparato había despegado de Peshawar, Pakistán y cayó derribado cerca de Sverdlovsk, la actual Ekaterimburgo, tras ser alcanzado por un misil. Powers se lanzó en paracaídas y fue capturado.

El incidente ocurrió dos semanas antes de la inauguración de una cumbre entre Eisenhower y Jrushov en París. Ya se habían reunido cara a cara en Camp David, Maryland, en septiembre del año anterior y el “deshielo” en las relaciones entre ambos países había sido tomado con alivio. El incidente del U2 provocó el fracaso de la cumbre de París y la “coexistencia pacífica” tuvo que esperar.

La versión oficial de Estados Unidos fue el típico requiebro infumable: el U2 era una aeronave civil de investigación meteorológica operada por la NASA que había perdido el rumbo. Unos días después tuvieron que admitir el verdadero propósito de la misión, cuando el gobierno soviético presentó al piloto capturado y partes del equipo de espionaje del U2, incluyendo fotografías de bases militares soviéticas.

Tras su captura, a Powers le condenaron por espionaje a tres años de prisión y siete de trabajos forzados. Fue liberado en febrero de 1962, en un intercambio de prisioneros por el oficial de inteligencia soviético Rudolf Abel, un acontecimiento recreado en la película de Steven Spielberg, “El puente de los espías”, que falsificó los hechos al mostrar a Powers torturado por sus captores, cuando en realidad fue tratado correctamente, como él mismo reconoció.

El avión de Powers despegó de Pakistán

En 1958 Eisenhower solicitó permiso al primer ministro pakistaní Feroze Jan Noon para que Estados Unidos estableciera una instalación secreta de inteligencia en Pakistán para que los aviones U2 pudieran despegar desde allí. El U2 volaba a altitudes inalcanzables para los cazas soviéticos de la época y se creía que también estaba fuera del alcance de los misiles. Una instalación establecida en Badaber, a 16 kilómetros de Peshawar, sirvió como tapadera para una importante operación de interceptación de comunicaciones dirigida por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos. Badaber tenía una ubicación excelente debido a su proximidad al Asia central soviética. Permitía la vigilancia de los sitios de prueba de misiles, infraestructuras clave y comunicaciones.

El U2 obtuvo permiso para utilizar la sección de la Fuerza Aérea de Pakistán del Aeropuerto de Peshawar para obtener información fotográfica, que era vital en una época anterior a la observación por satélite. Fue un anticipo de lo que ocurriría 20 años después, cuando las tropas soviéticas entraron en Afganistán.

Eisenhower no quería que pilotos estadounidenses del U2 sobrevolaran la Unión Soviética. Creía que si uno de estos pilotos era derribado o capturado, el vuelo podría considerarse un acto de agresión que podría desencadenar un choque frontal. Propusieron utilizar pilotos británicos en lugar de pilotos de la CIA estadounidense, lo que permitiría a Eisenhower negar la participación estadounidense. El gobierno británico accedió a la propuesta.

Tras el éxito de los dos primeros pilotos británicos y debido al deseo de determinar con mayor precisión el número de misiles balísticos intercontinentales soviéticos, Eisenhower permitió el vuelo de dos misiones más antes de la cumbre de París, programada para el 16 de mayo. Las dos últimas misiones antes de la cumbre serían pilotadas por estadounidenses.

El 9 de abril de 1960 un avión espía U2 de una unidad especial de la CIA cruzó la frontera sur de la URSS en la región de las montañas de Pamir y sobrevoló cuatro objetivos militares soviéticos de alto secreto: el sitio de pruebas de Semipalatinsk, la base aérea de Dolon donde estaban estacionados los bombarderos estratégicos Tu-95, el sitio de pruebas de misiles tierra-aire (SAM) de las Fuerzas de Defensa Aérea Soviética cerca de Saryshagan y el campo de misiles de Tyuratam (cosmódromo de Baikonur).

Los soviéticos detectan un avión indetectable

El avión fue detectado por las Fuerzas de Defensa Antiaérea soviéticas tras sobrevolar la frontera soviética a más de 250 kilómetros, pero un MiG-19 y un Sujoi 9 no lograron interceptarlo. El U2 abandonó el espacio aéreo soviético y aterrizó en una pista de aterrizaje iraní en Zahedan, completando la operación de inteligencia.

El siguiente vuelo del avión espía U2 desde el aeropuerto de Peshawar estaba previsto para finales de abril. Denominado “Grand Slam”, el vuelo debía partir de la base de Peshawar y finalizar con un aterrizaje en Bodo, Noruega.

El 28 de abril otro avión espía U2, el Artículo 358, fue trasladado desde la base aérea de Inçirlik, en Turquía, a la de Peshawar. El 1 de mayo Powers despegó en el Artículo 360. Su relato sobre el vuelo dice que uno de los últimos objetivos que sobrevoló fue la planta de producción de plutonio de Cheliabinsk-65.

Todas las unidades de las Fuerzas de Defensa Antiaérea soviéticas en Asia central estaban en alerta roja y, después de detectar la aeronave, ordenaron atacar al avión y embestirlo, si fuera necesario. Debido a la extrema altitud, los intentos soviéticos de interceptarlo con aviones de combate fracasaron. La trayectoria del U2 estaba fuera del alcance de varios de los misiles SAM más cercanos.

El U2 fue derribado cerca de Kosulino, en la región de los Urales, por el primero de tres misiles tierra-aire S-75 Dvina. El emplazamiento de esos misiles había sido identificado previamente por la CIA, utilizando fotos tomadas durante la visita del vicepresidente Richard Nixon a Sverdlovsk el verano anterior.

Tras el derribo, Powers saltó en paracaídas y fue rápidamente capturado. Llevaba un veneno para matarse, pero no lo utilizó. Inicialmente, los estadounidenses creyeron que Powers había muerto y que su avión había sido destruido.

La campaña de intoxicación también fracasa

El 5 de mayo, cuatro días después de la desaparición de Powers, la NASA emitió un comunicado de prensa en el que señalaba la desaparición de una aeronave al norte de Turquía. El comunicado inventó que Powers se había quedado inconsciente por la falta de oxígeno y que el avión había continuado con el piloto automático, adentrándose en el espacio aéreo soviético. Incluso pintaron un U2 con los colores de la NASA para que los medios de intoxicación pudieran completar la farsa.

Cuando Jruschov se enteró de las mentiras de la NASA, preparó una trampa. Anunció que un avión espía había sido derribado en territorio soviético, pero no reveló que el piloto estaba vivo y había sido capturado. Para salvar la cumbre de París, no culpó a Eisenhower, sino al director de la CIA, Allen Dulles. Le dijo al embajador estadounidense Thompson que la operación se había lanzado para arruinar la cumbre.

Finalmente, Eisenhower asumió sus responsabilidades: hacía cuatro años que los vuelos del U2 se utilizaban para el espionaje aéreo sobre la URSS siguiendo órdenes suyas. Les dijo a los periodistas que, a pesar de todo, asistiría a la cumbre de París, esperando que Jruschov se negara a acudir.

El dirigente soviético se lo había servido en bandeja. Podía tolerar que la CIA espiara, pero no el Presidente de Estados Unidos. La reunión se convirtió en un trámite insustancial de apenas tres horas. Eisenhower se negó a disculparse. Presentes en la ceremonia, Francia y Reino Unido, quedaron como convidados de piedra. La “coexistencia pacífica“ debería esperar momentos mejores. Jruschov rescindió una invitación que había cursado previamente para que Eisenhower visitara la Unión Soviética.

Por lo demás, Jruschov había fracasado, la carrera armamentista se aceleró y cualquier posibilidad de negociación se descartó en el futuro inmediato.

Los cómplices del espionaje quedan con el culo al aire

En Japón el incidente del U2 contribuyó al auge de las protestas contra el Tratado de Seguridad con Estados Unidos, que permitía a Estados Unidos mantener bases militares en su territorio. El gobierno japonés tuvo que admitir que los aviones U2 también estaban estacionados en bases estadounidenses en Japón, lo que significaba que Japón podría ser blanco de ataques en caso de estallar una guerra entre Estados Unidos y la URSS.

Lo mismo ocurrió con Pakistán, otro país vasallo comprometido en el espionaje contra la URSS. Jrushov amenazó con lanzar bombas nucleares sobre Peshawar. En un alarde ingenuidad o de hipocresía, el general Jalid Mahmud Arif, del ejército de Pakistán, declaró que se sentían engañados porque Estados Unidos los mantuvo al margen de las operaciones de espionaje clandestinas.

Por su parte, en 1960 el gobierno de Noruega había autorizado a Estados Unidos a establecer una base temporal en Bodo, con otra condición ingenua y ridícula: las misiones de los U2 solo podían sobrevolar las aguas internacionales. En el ejército noruego salieron a relucir muchos trapos sucios, pero los archivos del servicio de inteligencia noruego siguen siendo secretos.


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