Durante la guerra, Estados Unidos roció Vietnam con 45 millones de litros de napalm, un arma biológica. A más de 40 años, la población sigue enfrentando malformaciones y tierras contaminadas.
Durante la Guerra de Vietnam, a manera de una estrategia de guerra que inmovilizara a los locales, se planteó el uso del ‘agente naranja’ como una alternativa efectiva para hacer un daño inesperado. Estados Unidos nunca se ha hecho responsable por lanzar este poderoso herbicida sobre los civiles de Laos. Años después de que las hostilidades terminaron, las minorías étnicas de ambos países asiáticos siguen padeciendo las consecuencias de interactuar con el Napalm: una de las armas biológicas más corrosivas de las que se tiene registro en la historia.
La toxina que hace que el Napalm sea tan poderoso es la TCDD. Con ésta, se planteó la posibilidad de destruir el follaje de Vietnam, de manera que los soldados estadounidenses pudieran localizarlos más fácilmente. Entre la maleza y la densidad de la selva, difícilmente podrían haber tenido oportunidad de ganar terreno sobre el Vietcong, las Fuerzas Armadas locales.
Además de ser letal para las plantas, este componente tóxico es corrosivo para la piel. Después de dejar lesiones cutáneas parecidas al acné, a su paso, deja quemaduras negras. Una vez que ingresa al organismo, sin embargo, genera graves repercusiones en los órganos internos —particularmente en el hígado. Fue así que más de 45 millones de litros de agente naranja fueron rociados desde helicópteros y aviones estadounidenses sobre la selva y la población.
En total, se tiene registro de que Estados Unidos envió 6.000 misiones para devastar la selva de Laos y Vietnam con el agente naranja. A diferencia de la creencia popular, no se le conoce así por un código de espionaje. Sencillamente era el color con el que se etiquetaba a los barriles con la sustancia activa. Una serie de rayas naranjas eran la indicación para que pudiera usarse: listo para destruir. Las heridas siguen a flor de piel sobre las víctimas.
La Guerra de Vietnam tuvo lugar entre 1965 y 1975. Durante esa década, las hostilidades de Estados Unidos frente a las fuerzas del Vietcong poco pudieron hacer para vencer las estrategias bélicas de los locales. A pesar de que los soldados estadounidenses no lograron ganar el conflicto armado, lo cierto es que el agente naranja sigue cobrando víctimas, a casi 50 años de terminadas las hostilidades.
Más allá de las personas que murieron entre esa década trágica para Asia, el problema de las armas biológicas es que se perpetúan en los organismos de los sobrevivientes. La guerra termina en el exterior, pero permanece por generaciones en los cuerpos de las personas. Además de las consecuencias inevitables para el metabolismo de quienes recibieron directamente la sustancia, las mujeres embarazadas padecieron también los efectos nocivos.
Muchos de los fetos que recibieron directamente el agente naranja de sus madres nacieron con malformaciones. Generación tras generación de personas en Vietnam han nacido enfermas como consecuencia de la interacción intrauterina con el agente naranja. Aunque diversas personas afectadas por esta arma biológica se han unido en organizaciones de la sociedad civil para exigir sus derechos de guerra, sus demandas han caído en una caja negra, sin respuesta.
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El Napalm es una bomba incendiaria de gasolina. El agente naranja es un herbicida.