‘Cúpula dorada’: grandes proyectos militares y poco dinero para financiarlos

El proyecto “cúpula dorada”, el escudo de defensa antimisiles impulsado por Trump, revive un plan demagógico de la Guerra Fría para militarizar el espacio exterior, convirtiéndolo en una zona de guerra.

La Casa Blanca presupuestó el proyecto en 175.000 millones de dólares y está compuesto por una vasta red de satélites y armas desplegadas en la órbita terrestre.

Si bien las principales potencias espaciales como Estados Unidos, Rusia y China han lanzado satélites militares y de inteligencia desde la década de los sesenta, la mayoría lo han hecho en secreto.

Bajo la presidencia de Biden, el ejército estadounidense expuso la necesidad de fortalecer la fuerza espacial ofensiva para intimidar a Rusia y China. Sin embargo, cuando Trump mencionó en enero por primera vez el proyecto “cúpula dorada”, cambió de estrategia, señalando su disposición a desplegar una tecnología muy costosa y no probada en el espacio que, sin embargo, podría multiplicar los beneficios de la industria estadounidense de defensa.

El proyecto prevé el despliegue de misiles en el espacio, que podrían lanzarse desde satélites en órbita para interceptar misiles convencionales o nucleares disparados desde la Tierra, aunque nadie ha considerado las consecuencias a largo plazo de un despliegue de misiles en el espacio.

La “cúpula dorada” podría animar a otros países a colocar sistemas similares en órbita o a desarrollar armas sofisticadas capaces de evadir los escudos antimisiles, lo que desencadenaría una carrera armamentística en el espacio.

China reaccionó enérgicamente al anuncio de Trump, argumentando que su proyecto tiene “fuertes implicaciones ofensivas” y aumenta los riesgos una carrera armamentística y de militarización del espacio exterior.

Rusia ha sugerido iniciar conversaciones con Washington sobre el control de armas nucleares.

La “cúpula dorada” resucita un antiguo proyecto de los años ochenta de la Guerra Fría: la Guerra de las Galaxias (Iniciativa de Defensa Estratégica) de Ronald Reagan, que resultó un farol para consumo de los medios de comunicación.

La Guerra de las Galaxias preveía el despliegue de una constelación de satélites y potentes armas láser en órbita baja terrestre, teóricamente capaces de interceptar un misil balístico nuclear lanzado desde cualquier punto de la Tierra.

La financiación de la “cúpula dorada” es una quimera. Algunos congresistas han propuesto algo mucho más modesto, que costaría 25.000 millones de dólares, una cantidad suficientemente sustanciosa como para atraer el interés de empresas como SpaceX, Palantir y el fabricante de drones Anduril.

 


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