Crimen y castigo: la persecución de los colaboracionistas ucranianos en la URSS

En la mañana del 22 de marzo de 1943, el Batallón Schutzmannschaft número 118 en la región de Minsk, Bielorrusia soviética, fue emboscado por la brigada partisana “Tío Vasya” dirigida por Vasily Voronyansky. En la refriega murieron varios soldados, incluido el soldado favorito de Hitler, Hans Welke, quien fue campeón de lanzamiento de peso en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.

Los partisanos fueron perseguidos hasta la aldea de Jatyn por miembros del batallón, guiados por los rastreadores ucranianos, y acompañados por el infame Batallón SS Dirlewanger, conocido por su brutalidad. Después de un breve tiroteo, la aldea tuvo que ser abandonada, y poco después fue sitiada por las tropas alemanas.

Los habitantes fueron expulsados de sus casas y encerrados en un granero. Cuando la milicia ucraniana incendió el techo de paja, se desató el pánico. La gente gritaba, lloraba, suplicaba piedad y trataba de romper la puerta cerrada.

Finalmente lograron abrir la puerta y escapar del granero en llamas, pero fueron recibidos por las ráfagas de disparos indiscriminados de una ametralladora. “Mi hijo de 15 años, Adam, y yo estábamos cerca de la pared, los cuerpos de las personas que habían sido asesinadas caían sobre mí, mientras que los que aún estaban vivos corrían como una corriente. La sangre fluía abundantemente de los cuerpos de los heridos y los muertos”, recordó Josef Kaminsky.

“Entonces el techo que ya estaba en llamas se derrumbó, y los gritos salvajes y horribles se hicieron aún más fuertes”. Las personas que estaban debajo se quemaron vivas, gritaban y sus cuerpos se convulsionaban.

A pesar de sufrir quemaduras graves, Kaminsky sobrevivió milagrosamente, pero perdió a su hijo en la masacre. 149 personas fueron quemadas vivas en un granero cerrado en la aldea de Jatyn, incluidos 75 niños. El más joven de ellos era Tolik Yaskevich, que tenía solo siete semanas.

Después de matar a los habitantes de Jatyn, las tropas alemanas y ucranianas saquearon e incendiaron la aldea.

Uno de los carniceros: Vasily Meleshko

Tras la derrota nazi en 1945, muchos colaboradores ucranianos de los nazis destruyeron documentos y adoptaron identidades soviéticas falsas, aprovechando el colapso de los registros civiles en zonas devastadas por la guerra.

Algunos huyeron con ayuda de antiguos camaradas o familiares que les ocultaron. También existían redes clandestinas que facilitaban la huida hacia zonas rurales remotas o incluso fuera de la URSS.

Inicialmente el KGB priorizó la captura de los criminales de alto rango, como oficiales de las SS o dirigentes de los campos de concentración. La reconstrucción del país ralentizó la búsqueda de cómplices de menor perfil, como los policías auxiliares ucranianos.

Es el caso de Vasily Meleshko, un ucraniano colaboracionista. Sirvió como policía auxiliar en las fuerzas de ocupación alemanas y participó activamente en la represión, incluyendo ejecuciones masivas de civiles, quemando aldeas y persiguiendo a guerrilleros y sus familias en la región de Briansk y otras zonas bajo la ocupación alemana.

Participó en operaciones de castigo contra la población de aldeas sospechosas de apoyar a los guerrilleros soviéticos. Formó parte de las unidades que fusilaban a civiles, incluyendo ancianos y niños, en represalias por actividades partisanas. En algunas operaciones, se le vinculó directamente en la caza y tortura de guerrilleros, así como en la deportación de sus familiares a campos de concentración. También intervino en la quema de pueblos enteros, como el caso de Jatyn.

Fue detenido en 1950 tras la victoria de la URSS en la Segunda Guerra Mundial, después de que el KGB descubriera su paradero. Su detención coincide con una segunda ola de purgas contra colaboradores nazis en la URSS, cuando el KGB intensificó la caza de criminales de guerra menores.

A diferencia de criminales nazis que escaparon a Sudamérica con redes como la Odessa, muchos colaboradores locales, como Meleshko, carecían de contactos o recursos para huir. Le juzgaron en 1952 en un tribunal militar soviético. En su juicio algunos testigos declararon que Meleshko personalmente golpeaba y ejecutaba a los prisioneros.

Fue condenado a muerte y ejecutado.

El jefe del batallón de castigo: Grigory Vasyura

El jefe del Batallón que dirigió la matanza de Jatyn fue Grigory Vasyura. Era otro oficial de la policía auxiliar ucraniana que colaboró con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Su caso es recordado como uno de los ejemplos más brutales de colaboracionismo durante la ocupación nazi de la Ucrania soviética.

Vasyura sirvió como jefe de policía en la región de Kiev y fue responsable directo de numerosos asesinatos y crímenes de guerra. Después de la guerra, logró esconder su pasado y vivió bajo una identidad falsa en la URSS.

Con millones de muertos y desplazados, era difícil verificar el historial de cada persona en la URSS. Vasyura logró ocultar su pasado y se estableció en Ucrania, trabajando como ingeniero agrícola. Se presentó como un soldado del Ejército Rojo, prisionero de guerra.

En las décadas posteriores, el KGB revisó archivos y testimonios para detener a los criminales de guerra que aún no habían sido localizados. Vasyura fue descubierto en 1985, juzgado al año siguiente, condenado a muerte y ejecutado en 1987.

La matanza de Jatyn inspiró una de las películas más aterradoras de la Segunda Guerra Mundial jamás realizadas, “Ven y mira”, estrenada en 1985 por el director soviético Elem Klimov.


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