El lunes la primera subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, inició una gira por Europa, cuyo tema principal será la futura estrategia de Occidente en la Guerra de Ucrania. La necesidad de una sesión de reflexión viene dictada por la falta de una comprensión clara de las condiciones de resolución de la crisis que pueden convenir a Estados Unidos y a sus aliados. En vísperas del viaje, la revista Time aseguró que lo principal es impedir una victoria rusa y, al mismo tiempo, no permitir que Ucrania tenga demasiado éxito, ya que esto se convertiría en nuevas amenazas y riesgos para Occidente. Con la misma rigidez, los aliados están enviando señales a Moscú sobre la necesidad de negociar un compromiso.
La gira europea de Sherman durará hasta el 11 de diciembre e incluirá visitas a seis países: Reino Unido, Italia, Vaticano, Francia, Alemania y República Checa. La oficina de prensa del Departamento de Estado anuncia que Sherman se reunirá con sus colegas europeos para “fortalecer aún más nuestra relación bilateral, profundizar nuestro apoyo compartido a Ucrania y coordinar nuestra respuesta a la guerra no provocada de la Federación Rusa en Ucrania” (*).
Antes de subir al avión, Sherman comenzó el maratón de negociaciones europeas en Washington, reuniéndose con la Secretaria de Estado española de Asuntos Internacionales, Ángeles Moreno Bau. En una breve declaración del Departamento de Estado, distribuida tras la conversación, se señalaba que “la Subsecretaria de Estado valoraba altamente la ayuda humanitaria y militar de España a Ucrania”. Las partes “confirmaron los acuerdos sobre la protección de los derechos humanos y el orden internacional basado en normas, a la luz de los desafíos de Rusia y China”.
En Estados Unidos, los dirigentes y los medios de comunicación consideran que los ucranianos siguen dominando el campo de batalla gracias a las inyecciones masivas de dinero y armas. Sin embargo, cada vez hay más voces disonantes que afirman que los éxitos militares de Ucrania crean nuevos problemas a Estados Unidos, “ya que pueden provocar una fuerte respuesta de Rusia”.
La revista Time escribió que la tarea de la política estadounidense es “controlar al cliente”, o sea, al gobierno ucraniano para no verse arrastrados a una “guerra mortal” con Rusia, “que dispone de un arsenal excesivo”.
No hay manera de aclararse. Los medios de comunicación convencionales tan pronto dicen que a Rusia se le ha acabado la munición, como que su arsenal es excesivo.
Analizando la situación en el campo de batalla, Time señala que las condiciones para una victoria completa, de la que se habla en Kiev, no son evidentes, porque “cuando los rusos se retiran a posiciones fortificadas, salen beneficiados”.
Es otra de las paradojas de los medios, que hasta ahora han venido considerando las retiradas del ejército ruso como victorias ucranianas.
“Desalojar tropas atrincheradas es más difícil que frustrar a un invasor en campo abierto. Por regla general, se necesita una ventaja de 3 a 1 en hombres para superar las trampas para tanques, los búnkeres y la artillería protegida”, señala la revista.
“Las amenazas de Putin han alarmado mucho a Occidente. ¿Quién quiere morir por Kiev? ¿O congelarse mientras Rusia reduce al mínimo el suministro de gas a Europa?”, se pregunta Time.
La búsqueda de una estrategia para superar la crisis ucraniana viene indicada por la declaración de Biden de que está dispuesto a discutir con Putin la posibilidad de poner fin a las hostilidades en Ucrania, aunque no prevé tales contactos en un futuro próximo, ya que considera que Moscú debe tomar primero ciertas decisiones.
Como la declaración de Biden provocó una avalancha de interpretaciones, el Coordinador de Comunicación Estratégica del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, se vio obligado a matizar y emitir la versión buena, la oficial. Su comentario fue largo, confuso y no dio una respuesta clara a la pregunta de cuándo y en qué condiciones se iniciará el diálogo. “El presidente dejó claro que no tiene intención de hablar con Putin en este momento. También dijo que Putin no mostraba ningún interés en dialogar. El Presidente no quiso decir que este fuera el momento de negociar”, aclaró Kirby. “Nuestro trabajo consiste en seguir ayudando a las fuerzas armadas ucranianas en el campo de batalla, para que, si llega el momento de negociar, puedan tener éxito en esas negociaciones”, concluyó.
Lo mismo ocurrió en el Kremlin, donde también hubo aclaraciones. Peskov dijo que Moscú no está dispuesto a negociar con Estados Unidos si su condición es “la retirada de Ucrania”. Pero Rusia está abierta a los contactos. “La forma más preferible de lograr nuestros intereses es por medios pacíficos y diplomáticos”, añadió el portavoz del Kremlin. “Estados Unidos sigue sin reconocer nuevos territorios dentro de la Federación Rusa y, por supuesto, esto complica considerablemente la búsqueda de un posible terreno de discusión mutua”.
Macron y Scholz son los más interesados en mantener contactos de alto nivel con Moscú. El viernes pasado, el dirigente alemán inició su primera conversación telefónica con Putin desde el 13 de septiembre. El debate duró más de una hora y estuvo dedicado a buscar una salida diplomática a la guerra. “El canciller, en una conversación con el presidente ruso, insistió en la necesidad de alcanzar cuanto antes una solución diplomática, que incluya la retirada de las tropas rusas”, declaró Steffen Hebestreit, portavoz oficial del gobierno alemán. “El canciller y el presidente ruso han acordado seguir manteniendo contactos”, añadió Hebestreit.
Estados Unidos busca un compromiso porque la economía rusa no ha colapsado con las sanciones, tal y como esperaban en Washington.
(*) https://it.usembassy.gov/deputy-secretary-shermans-travel-to-london-rome-vatican-city-paris-berlin-and-prague/