En noviembre de 2018 las movilizaciones de los chalecos amarillos dejaron en muy mal lugar las políticas europeas de transición ecológica por un motivo evidente: la subida de los impuestos sobre los combustibles. Los asuntos ambientales entusiasman a la población, pero no pueden pagar el coste.
El levantamiento de los chalecos amarillos, que sorprendió a tantos “progres”, también conmocionó al gobierno francés, que tomó buena nota, disponiéndose a seguir en la misma línea desde otra perspectiva.
¿Cómo lograr que las políticas climáticas no solivianten a la población? El gobierno encargó un informe al Consejo de Análisis Económico (CAE), organismo dependiente del Primer Ministro, publicado este martes. Se trata de una colección de tópicos y vulgaridades.
Entre las principales recomendaciones destacadas por el CAE, la primera se refiere a la realización de encuestas periódicas entre la población. La segunda recomendación es la de “informar” a los ciudadanos. Si la población fuera más “consciente” de las dramáticas consecuencias del calentamiento, el apoyo a las políticas climáticas sería mucho mayor.
El CAE ha participado en una amplia encuesta realizada en 20 países desarrollados. En Francia, se preguntó a más de 2.000 personas sobre el apoyo a las políticas climáticas.
Dada la falta de confianza en el gobierno, la “información” debería proceder de “expertos”, como el Alto Consejo del Clima, para lo cual habría que aumentar sus presupuestos, es decir, pagar bien a los “científicos” para que digan lo que quieren oir.
La “información” debería comenzar su lavado de cerebro desde la infancia, para lo cual hay que llevar el desastre ambiental a los programas escolares, dicen los “expertos” del CAE.