Cómo la propaganda imperialista inventó los ataques químicos de la Guerra de Siria

El miércoles 12 de abril de 2017, y esta vez directamente para “Decodex”, Madjid Zerruky y a Adrien Sénécat, ambos periodistas en “Le Monde”, escribían a propósito del ataque químico de Jan Sheyjun del 4 de abril: “Bombardeo químico en Siria: los intoxicados como prueba de los hechos”.

Los dos periodistas añaden que “las pruebas incontestables que demuestran que Assad miente cuando niega el nuevo ataque químico”. Incluso más groseramente añaden: “Las pruebas han sido proporcionadas por el Pentágono y los rebeldes que vigilan el cielo de forma permanente”. Por consiguiente, “Le Monde” toma como moneda de curso legal las investigaciones de los rebeldes, de quienes no se sabe gran cosa salvo que algunos de ellos intentan desde el inicio del conflicto que algún periodista sea asesinado por el ejército sirio, al menos según lo que relata el periodista Alex Thomson de “Channel Four” en junio de 2012, lo que indica una situación particularmente incierta en la zona, y parece ser la verdadera explicación de la ausencia muy temprana entre los “rebeldes” de periodistas de la prensa occidental refugiados en el Líbano, Israel o Jordania.

Respecto a los hechos en cuestión observemos que a parte de hacer grandilocuente un escrito muy débil, esta parte del artículo de “Le Monde” no tiene gran interés, dado que el Estado sirio reconoce la intervención aérea mediante la declaración del ministro ruso de Defensa: “Según los datos objetivos de control ruso del espacio aéreo, la aviación siria ha golpeado cerca de Jan Sheyjun un gran depósito terrorista”. Y en ese depósito situado en una zona totalmente controlado por Al-Nosra había componentes químicos.

En este asunto, “Le Monde” debía dar un barniz de verosimilitud a sus afirmaciones. El aval científico será aportado en cualquier caso por Olivier Lepick, investigador asociado a la “Fondation pour la Recheche”, a quien “Le Monde” hace decir que rechaza categóricamente la tesis siria.

Pero leyéndole aparece mucho más mesurado, precisando que “si tal stock existiera, sería ‘muy improbable’ que esté bajo el control de grupos rebeldes”. Y con motivo. Esta última hipótesis es muy discutible, efectivamente, como vamos a ver.

En primer lugar observemos que según la CNN, desde diciembre de 2002 agentes privados subcontratistas de la Defensa estadounidense y europea enviados por los gobiernos de los países OTAN han entrenado en Jordania y en Turquía “rebeldes” para seguir, controlar y gestionar stocks de armas químicas en las zonas conquistadas. Por ello, los “rebeldes” han tenido mucho contacto con este tipo de armas, y según todas las apariencias saben manipularlas desde el inicio del conflicto.

Tengamos igualmente en consideración quiénes son estos yihadistas de Liwa Al-Islam y de Al-Nosra, conocidos por sus relaciones con Arabia saudí, que atacaron el 21 de diciembre de 2014 depósitos químicos del ejército sirio para apoderarse de sus stocks, en el momento en que el ejército se preparaba para transportarlos a fin de “evacuarlos desde el puerto sirio de Lataquia, en donde dos cargueros, escoltados por navíos militares daneses y noruegos teniendo como destino el puerto italiano de Gioia Tauro. Las 700 toneladas de agentes químicos más peligrosos potencialmente fueron transferidos al buque ‘Cape Ray’, un navío de la marina estadounidense especialmente equipado para su destrucción, y destruidos en aguas internacionales”.

Destaquemos también que el pasado sábado 15 de abril, el Califato Islámico ha empleado armas químicos en Mossul, y ello no por primera vez según la Agencia AFP.

Recordemos, en fin, que es público y notorio que el juego no interrumpido de alianzas entre brigadas “rebeldes” y brigadas “yihadistas” hace de su clasificación algo muy volátil. Sólo la narración de los medios pro-OTAN es totalmente afirmativa, en perfecta adecuación con las cancillerías oficiales de los países de la OTAN. Por ello estas informaciones indican la posibilidad real y verosímil, aunque esté minimizada por Olivier Lepick, de que los “rebeldes” estén efectivamente en posesión de gases neurotóxicos con el objetivo eventual de poderles usar.

Vamos ahora a las acusaciones. ¿Quién aporta los “mejores argumentos”? La certeza de que “el gas sarín ha sido empleado en Siria en numerosas ocasiones y de forma identificada” es ciertamente real y bien establecida, pero la identidad de los autores de los ataques siempre ha sido debatida.

El determinismo del diario está lejos de ser satisfactorio; por ejemplo en mayo de 2013, el antiguo procurador del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Carla del Ponte, afirmaba que son los rebeldes sirios quienes emplearon el gas sarín en diciembre de 2012 en Homs, luego en marzo de 2013 en Jobar, cerca de Damasco. El mismo día se podía leer en el diario turco “Turc Zaman” que la policía local turca había encontrado gas sarín a los terroristas de Al Nosra, púdicamente calificados de “grupo rebelde de militantes sirios”, que Estados Unidos incluyó durante mas de un año en su “lista negra” del terrorismo internacional.

¿Y que hacía “Le Monde” en aquella época? Una gran investigación claramente acusador, sin ningún freno deontológico, mientras que los dos periodistas desplazados en la zona que estaban en el origen de los indicios empleados como “pruebas”, reconocían posteriormente y a media voz ser incapaces de determinar quién era el autor de los gaseamientos, y que ningún otro periodista de “Le Monde” estaba en la escena del crimen.

Volviendo al presente, a la entrevista realizada por Les Crises, (un blog condenado al ostracismo por “Decodex”) a Theodore A. Postol, profesor emérito en ciencia, tecnología y política de seguridad nacional en el MIT de Boston, antiguo consejero científico de jefe de operaciones navales del ejército norteamericano.

En la entrevista, Postol rechaza las acusaciones de Elliot Higgins, del blog Bellingcat. Postol declara haber intentado trabajar con él, sin haber obtenido nunca respuesta del bloguero. Elliot había publicado en Bellingcat argumentos para intentar invalidar un informe anterior firmado por Postol y Brown sobre los ataques del 21 de agosto de 2013 en La Ghuta, en las afueras de Damasco.

Postol nos confía casi cuatro años mas tarde su último punto de vista sobre este ataque y es muy claro: “Decimos que no sabemos quien efectuó las ataques, pero que sabemos con certeza que las investigaciones presentadas por la Casa Blanca en septiembre de 2013 no pueden ser correctas de ninguna manera”. Pero hay más. Como nos aconseja “Le Monde”, hemos podido completar esta afirmación con el punto de vista de seis congresistas estadounidenses tanto demócratas como republicanos, que solicitaron acceso a las pruebas, y que han declarado exactamente lo mismo en sus diarios locales respecto a ese ataque del 21 de agosto de 2013.

Por lo demás, al final incluso Obama se ha mostrado prudente. Parecería que si el presidente ha reculado es simplemente porque había prometido a los norteamericanos que solicitaría el voto del Congreso y que se preparaba para asumir un fracaso tan notable como el de Cameron.

A la luz de esta suma de informaciones, examinemos la nueva secuencia francesa que siguió al nuevo ataque químico del 4 de abril de 2017, imputado por los países de la OTAN y “Le Monde” a las fuerzas gubernamentales sirias, así analizado al menos por Madjid Zerruky y Adrien Sénecát el 12 de abril de 2017. Su versión se apoya en la declaración oficial del exministro de Asuntos exteriores Jean Marc Ayrault el miércoles 19 de abril de 2017 en la cadena LCP, justo antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas.

El pueblo de Jan Sheyjun, bajo control rebelde, fue bombardeado por un Sujoi-22 sirio que despegó de la base aérea militar de Shayrat, acusada de albergar un arsenal químico no declarado en 2014. Pese a una nueva intervención de Theodore Postol (versión final de su informe publicado el 18 de abril) que niega la culpabilidad de las fuerzas gubernamentales, nuevas “pruebas” francesas fueron publicadas el miércoles 26 de abril, entre las dos vueltas de las elecciones presidenciales, que hicieron reaccionar a los internautas con fuerza, a la vista de su extrema debilidad. Como en el caso de Obama, el verdadero motivo de esta publicación parece residir en otra cosa que no es la solidez de las pruebas.

Es obligatorio una vez más, constatar que el efecto del anuncio prima sobre su contenido, y que “Le Monde”, como a menudo, actúa junto a los intervencionistas, y no de parte de la búsqueda imparcial de la verdad. Una retórica sistemáticamente desencriptada por Anne Morelli quien, en “Principios elementales de propaganda de guerra”, precisa que en el discurso bélico el “enemigo” emplea siempre armas no autorizadas, mientras que nosotros, “los buenos”, no solamente no cometemos atrocidades sino que hacemos la guerra de manera caballeresca.

Esta concatenación de hechos nos lleva al punto central de la discordia entre acusadores y escépticos: la cuestión del móvil. ¿Por qué habría actuada Assad de esta manera? El hecho de que Assad no tenga ningún interés en dar estos golpes parece sin embargo a priori una evidencia que merece ser examinada. Pero para los “decodexeros” de “Le Monde” es un “argumento para despistar”. Los dos compadres de “Le Monde” apartan de un manotazo esta cuestión previa, que es esencial, con la siguiente fórmula: “Un elemento de interpretación que pondría en cuestión la implicación del régimen sirio”.

¿Pero que hay de malo en investigar el móvil de un crimen? ¿No es la base de una investigación interrogarse sobre las razones del criminal? ¿Por qué desde 2013 Assad iba a iniciar una serie de actos tan suicidas? ¿No es ese el mejor método ante la “opinión internacional” de ponerse una cuerda al cuello cuando sabemos que destino tuvo Gaddafi algunos meses antes y Saddam Hussein en 2006?

Comprendemos que a fecha de hoy la única certeza que podemos tener es que solamente una investigación independiente bajo el paraguas de la ONU aportará un verdadero esclarecimiento, y que solo una perfecta clarificación tendrá la capacidad de ser seguida de decisiones diplomáticas fuertes y respetables en tanto que legítimas. Lo que desde luego no es el caso de momento.

—https://anticons.wordpress.com/2017/06/17/le-monde-a-lepreuve-de-la-methode-de-son-decodex/

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