La Comisión Europea ha anunciado un plan para revisar las normas del espacio Schengen para crear otro más controlado y restringido. El plan se une al llamamiento de Macron para reformar el control de fronteras de la Unión Europea. La previsión es que la nueva política fronteriza del espacio Schengen se establezca este mismo verano.
Adiós a la libertad de desplazamientos. Comienza un “cierre perimetral” a escala europea, una de las novedades que han llegado para quedarse y contra las nadie protestará. Bruselas revisará el código sobre las fronteras del espacio de libre circulación Schengen, la identificación, la cartilla sanitaria, los pasaportes, los visados y otros requisitos para entrar, salir y moverse dentro de la Unión Europea.
En el futuro los “sin papeles” seremos casi todos. Hay que reunir tantos documentos para viajar que va a ser imposible reunirlos todos. La palabra de moda será “Etias” (Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes), un tinglado burocrático que ya tiene su propio sitio en internet. Su entrada en funcionamiento está prevista para finales del año que viene.
Los cambios pretenden reforzar los controles y los mecanismos de identificación de las personas. Además pretenden cambiar las normas actuales de entrada, sin comprometer la libertad de circulación —según dicen— salvo “como medida de último recurso y por un periodo de tiempo limitado”, aunque es de sobra conocido qué es lo que entienden por “último recurso” (que suele ser el primero) y por “tiempo limitado” (que suele ser para siempre).
Bruselas quiere introducir más políticas discriminatorias, incluso para los viajeros que estén exentos de visado, que también tendrán que registrarse en línea antes de entrar en Europa. Para ello han creado Etias, que consideran esencial para “proporcionar a los guardias de fronteras la información que necesitan para saber quién cruza las fronteras de la UE”. Unos tienen las puertas abiertas y otros nunca lograrán cruzar el umbral porque siempre falta algún papel.
La palabrería con la que envuelven en Bruselas estas reformas oscilan entre “terrorismo” y “pandemia”, pero no hay ninguna diferencia entre uno y otro porque, como hemos repetido tantas veces. En Europa un apestado es un terrorista, y al revés.
Por ejemplo, el visado “Etias” está calcado del modelo de cartilla sanitaria y de vacunaciones que acaban de aprobar en Bruselas. Los viajeros deberán responder a un cuestionario inquisitorial para que la policía pueda admitir su entrada en Europa, basándose en información sobre inmigración, seguridad, antecedentes penales, salud, vacunas…
Otras reformas están en la linea abierta por las nuevas tecnologías (reconocimiento facial) y la colaboración represiva, tanto entre policías como entre jueces, el intercambio de información, los controles policiales y los equipos conjuntos de investigación.
Panoptico global: cada uno en su casa y Dios (Gates, Soros, el Pentágono…) en la de todos.