Tropas del ejército colombiano viajarán a Ucrania en julio o agosto. El gobierno de Bogotá pone el más estúpido de los pretextos para justificarse: van a apoyar al ejército ucraniano en operaciones de desminado. Así como suena, burlándose del mundo. En la Guerra de Ucrania quien pone las minas son los ucranianos (porque retroceden) y quienes las quitan son los rusos (porque avanzan). Por lo tanto, la operación de los colomibianos en Ucrania es secreta.
Las tropas colombianas pretenden viajar primero a uno de los países vecinos de Ucrania. La estancia total de las tropas extranjeras fuera de su país durará de cinco a nueve meses. Según el ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, la ayuda a Kiev se enmarca en la condición de “aliado clave no perteneciente a la OTAN”. La colaboración se acordó previamente con el Secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin.
Colombia no tiene ningún interés militar en Ucrania, pero el gobierno pelele tiene interés en fortalecer su relación con su protector. El país sudamericano es un socio privilegiado de la Alianza atlántica. El pasado mes de octubre la OTAN y Colombia anunciaron la consolidación de su cooperación en materia de defensa y seguridad, tras la cuarta reunión de diálogos políticos entre el país sudamericano y la Alianza.
Colombia se está convirtiendo en una herramienta esencial de Estados Unidos en América Latina, como Kosovo contra Serbia, Ucrania contra Rusia o Taiwán contra China. Participa en la creación de una OTAN latinoamericana para hacer frente a Venezuela, Brasil, Bolivia, Argentina, Nicaragua y otros países del continente que no se doblegan ante Estados Unidos.
Colombia fue el primer país de la región latinoamericana en incorporarse al Programa de Asociación Individual a Medida de la OTAN y en recibir el estatus de Socio Internacional de la Alianza.
El Plan Individual de Cooperación entre Colombia y la OTAN se firmó el 31 de mayo de 2018 durante la visita del expresidente Juan Manuel Santos Calderón a Bruselas y su encuentro con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Calderón dijo entonces que la inclusión de Colombia en la lista de socios internacionales de la alianza era un “enorme privilegio” para su país.
La OTAN cuenta ahora con nueve socios con este estatus. Además de Colombia, son Australia, Afganistán, Irak, Japón, Corea del Sur, Mongolia, Nueva Zelanda y Pakistán. No obstante, la Alianza se mantiene fiel a su principio de que sólo un país europeo puede convertirse en nuevo miembro. Sin embargo, Bruselas considera cada acuerdo individual con sus socios en el contexto de la creación de las condiciones más favorables para la OTAN en ese país: el despliegue de tropas y equipos, su libre circulación en el territorio, el trabajo de los servicios de inteligencia de la Alianza, la inmunidad diplomática y la posibilidad de realizar ejercicios de entrenamiento.
Las asociaciones internacionales de la OTAN subrayan la tendencia de la política exterior estadounidense de los últimos años, es decir, una mayor atención a la región Indo-Pacífica para hacer frente a China. Lo mismo podría decirse de Asia Central y del Sur. Sin embargo, Oriente Medio y América Latina no han desaparecido de la esfera de interés de Estados Unidos. Por tanto, la OTAN tiene un “socio internacional” en cada región. Colombia actúa como “policía regional” para América Latina.
A cambio, los firmantes reciben garantías de seguridad que no están respaldadas por nada concreto, así como ciertas preferencias en el comercio de armas y beneficios financieros. Fue la “transparencia en el acceso a las últimas armas” lo que los dirigentes políticos y militares colombianos citaron como el principal beneficio del tratado de la OTAN.
Los colombianos también tuvieron acceso a programas específicos, seminarios y formación para militares que antes sólo estaban disponibles para los países miembros. “El aumento de los vínculos entre nuestras fuerzas armadas y la OTAN tiene como objetivo mitigar las catástrofes naturales causadas por el cambio climático, la ciberdefensa y el desminado de territorios. El acercamiento a la OTAN permitirá al país ahorrar recursos”, dijo el ex presidente colombiano Calderón.
El ejército colombiano es un “regimiento basura” para Washington. Es aún menos adecuado para Ucrania. Colombia no se aparta ni un ápice de los principios de la estrategia de Estados Unidos hacia América Latina: los países de la región deben reconocer incondicionalmente la hegemonía de Estados Unidos, llevar a cabo reformas en la economía y en la esfera social, ofrecer las condiciones más cómodas al capital estadounidense, asegurar su dominio de sus mercados para la venta de sus bienes y servicios. Esto incluye el mercado de armas.
Colombia es, pues, un cierto modelo de capitalismo en una región turbulenta y volátil, donde muchos países tienen gobiernos reformistas en el poder. Ciertamente, Washington puede enviar colombianos a Ucrania -por la apariencia y por la forma-, pero la Casa Blanca no necesita al ejército colombiano para ello.