Siete meses después de la primera cumbre de China con los países del Golfo, los intercambios entre la economía más grande del mundo y los países del Golfo (Arabia saudí, Emiratos Árabes Unidos) se han acelerado.
La próxima salida a bolsa del gigante chino de semillas Syngenta Group en Shanghái por 9.000 millones de dólares podría despertar la codicia de los inversores del Golfo. Se están llevando a cabo conversaciones para la venta de las acciones con la Autoridad de Inversiones de Abu Dhabi y el Fondo de Inversión Pública de Arabia saudí.
Las inversiones de las empresas del Golfo en China alcanzaron la modesta cifra de 5.300 millones de dólares, pero como porcentaje, el aumento superó el 1.000 por cien interanual.
El fondo soberano de Abu Dhabi, Mubadala, (280.000 millones de dólares) busca posibles inversiones en China. Las empresas chinas que han comenzado a instalarse en Dubai han aumentado un 24 por cien. Los saudíes consideran a China como un socio indispensable para el plan “Visión 2030” del príncipe heredero Mohammad Bin Salman, que tiene como objetivo modernizar Arabia saudí. Varias empresas chinas han ganado contratos para construir Neom, la ciudad futurista de acero y vidrio que el príncipe saudí se ha propuesto construir entre las montañas y el mar.
El mes pasado miles de empresarios y diplomáticos chinos llegaron a Riad para la reunión empresarial árabe-china más grande de la historia. El gobierno saudí dijo que se habían firmado memorandos de entendimiento por valor de más de 10.000 millones de dólares. Entre ellos hay uno de 5.600 millones que los saudíes firmaron para desarrollar automóviles con el fabricante chino de vehículos eléctricos Human Horizons.
Mientras tanto, en Abu Dhabi, la empresa de inteligencia artificial G42, presidida por el asesor de seguridad nacional Sheikh Tahnoon Bin Zayed Al Nahyan, identificó a China como un mercado principal para desplegar capital en el extranjero.
El comercio, principalmente del petróleo, sigue siendo clave para la relación entre China y el Golfo. Los flujos comerciales bilaterales entre Arabia saudí y China se dispararon a 117.000 millones de dólares el año pasado desde solo 834 millones de dólares hace 30 años. El comercio bilateral entre Emiratos Árabes Unidos y China se ha multiplicado casi por cien a 107.000 millones de dólares el año pasado, desde 1.150 millones de dólares en 1992.
“Seguimos buscando oportunidades prometedoras en toda Asia, en mercados que se alineen con nuestra estrategia a largo plazo”, dijo un portavoz de Mubadala.
Este comercio es la consecuencia lógica del creciente papel político de China. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia saudí le debe mucho a Pekín.
Washington, que había anunciado su retirada de Oriente Medio, está dando marcha atrás, como explicamos rcientemente. Trata de negociar un nuevo acuerdo de seguridad con Arabia Saudí y, quizás, la apertura de relaciones diplomáticas con Israel. El general Michael E. Kurilla, advirtió en un reciente testimonio ante el Congreso contra los esfuerzos chinos para socavar la venta de armas estadounidenses. Kurilla dijo que las ventas militares chinas a la región aumentaron un 80 por cien durante la última década, en comparación con una disminución del 30 por cien en las ventas estadounidenses. Advirtió sobre una “carrera entre la integración con nuestros socios y la penetración china en la región”.
Esta disminución en las ventas de armas de Estados Unidos es una señal de la insatisfacción de los países del Golfo con el paraguas de seguridad de Estados Unidos, que no es nuevo. Según los jeques saudíes, Estados Unidos ha dejado de ser un socio fiable y eficaz. Los misiles y drones iraníes que cayeron sobre la infraestructura petrolera saudí en septiembre de 2019 cristalizaron ese descontento. Habiendo perdido la confianza, los saudíes pidieron a Washington algo parecido a un tratado que los convierta en miembros de la OTAN.
Los monarcas del Golfo dicen que no buscan reemplazar a Washington con Pekín. En contraste, también dicen que quieren un conjunto más amplio de alianzas mundiales.
En los últimos meses, Arabia saudí y otros productores de la OPEP se han resistido repetidamente a la presión de Estados Unidos para abrir los grifos, negándose a bajar los precios.
Emiratos Árabes Unidos dijo en un comunicado que espera que “el comercio con China continúe aumentando, como lo hace con otros socios económicos clave”.