Desde principios de año Pekín ha aumentado sus compras de gas ruso en un 60 por cien, un volumen suficiente para amortiguar el impacto del corte gradual de suministro de gas hacia Europa.
Los europeos se esfuerzan por lograr un embargo coordinado sobre el gas ruso que podría entrar en vigor la semana que viene, mientras Gazprom, una empresa de propiedad pública, ha visto caer sus ventas un 27 por cien en los cuatro primeros meses del año, en comparación con el año pasado.
“Las exportaciones a países no pertenecientes a la CEI [Unión Europea y Turquía] ascendieron a 50.100 millones de metros cúbicos”, según un comunicado de la empresa rusa.
En el mismo periodo, el gigante del gas indicó que su producción había descendido un 2,5 por cien interanual, hasta los 175.400 millones de metros cúbicos. Para alcanzar el objetivo de la Unión Europea de llenar las instalaciones de almacenamiento al 90 por cien, tendrán que bombear 56.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas.
Para organizar el llenado de los tanques europeos para el invierno en los próximos meses, Gazprom está presionando condicionando estas entregas a las necesidades de Asia: “La reposición de las reservas de gas en las instalaciones subterráneas en Europa es un reto muy serio”, asegura Gazprom. “La cantidad total de gas disponible en el mercado europeo depende en gran medida de la demanda del creciente mercado asiático”.
China es un gran apoyo eeconómico para Rusia. Ofrece una salida a las empresas rusas que luchan contra las sanciones europeas. Pekín ha aumentado sus entregas de gas en un 60 por cien en un año gracias al gasoducto Power of Siberia.
En marzo Rusia y China acordaron el diseño del gasoducto Soyuz Vostok, que atravesará Mongolia hasta China y podrá transportar hasta 50.000 millones de metros cúbicos de gas al año, tras firmar un acuerdo bilateral.
Aparte de este giro estratégico, Moscú está consiguiendo compensar con creces en exceso la caída de sus ventas de gas. Pero si de las ventas físicas pasamos a la recaudación, el negocio no puede ser más redondo para Rusia. La subida del precio del metro cúbico de gas le beneficia claramente.
El precio del gas natural ha subido un 85 por cien desde principios de año, mientras que el petróleo aumentó su precio un 30 por cien entre enero y abril. Como resultado, mientras que Rusia solía vender una media de 12.000 millones de euros de hidrocarburos al mes a los países de la Unión Europea, esta media ha aumentado a 22.000 millones desde el inicio de la Guerra de Ucrania.
Rusia vende menos gas y gana un 80 por ciento más.