Puerto de Valencia |
A través de su Secretario General, Jens Stoltenberg, la OTAN ha dado la voz de alarma, diciendo que los países de la Unión Europea pueden despertar a un mundo en el que su infraestructura más importante ya no es suya.
China también ha comprado empresas textiles italianas y, como es sabido, ya está en poder de los puertos griegos.
Estados Unidos también se está viendo afectado. En medio de la crisis China ha sacado la billetera y ha tirado de sus gigantescos fondos para comprar activos. Por ejemplo, ha comprado el 90 por ciento del único operador de terminales belga Cosco, que tiene una participación mayoritaria en las instalaciones portuarias de los puertos de Valencia y Bilbao.
Esta inversión ha permitido al gobierno de Pekín obtener participaciones en los activos de los puertos de Amberes, Rotterdam y Las Palmas.
Ya nadie habla del famoso “neoliberalismo”. Corren otros tiempos. El antiguo jefe del MI6, John Soers, ha señalado que la tecnología y la producción occidental se está poniendo en manos de China, por lo que el Reino Unido debería pensar en proteger su patrimonio.
Además, China ha recomprado las acciones de sus propias empresas, incluyendo las estratégicas, que estaban en poder de capitales occidentales. Aún no está claro si se trataba de una operación planificada por el gobierno, o si la decisión vino después de una operación exitosa para recuperar el control total de sus instalaciones de producción e infraestructura estratégica.
Sin embargo, el hecho no cambia: si la pandemia era un intento de golpear a China, la potencia asiática sale con una neta ventaja.
La agencia rusa Novosti se pregunta (*) si China comprará empresas estadounidenses, como Chesapeake Energy CHK, que producen petróleo de esquisto y que han acabado en la bancarrota tras el hundimiento de los precios del petróleo. Sería uno de los instrumentos para dar el último golpe a la influencia de Estados Unidos en el mercado mundial y, de paso, al dólar.
(*) http://новости-мира.ru-an.info