Habitualmente las altas tasas de mortalidad infantil se asocian a los países más pobres del mundo, carentes de un sistema sanitario avanzado. Sin embargo, en 2022 en Europa registraron la muerte de 76.000 niños menores de cinco años por causas en gran medida previsibles.
El martes la Organización Mundial de la Salud publicó un informe que alcanza a 53 países de Europa y Asia Central, entre ellos los 27 países de la Unión Europea, que representan 930 millones de habitantes.
El Viejo Continente alberga algunos de los sistemas de salud más fuertes del mundo, pero la sanidad ya no es una prioridad política y lleva décadas retrocediendo, particularmente en las esferas de la salud infantil y adolescente.
La destrucción de la sanidad pública, los recortes y privatizaciones, causan estragos. Muchos bebés y niños siguen mueren injustificadamente y en algunos países la mortalidad de los niños, e incluso la de las madres, está aumentando.
La salud de los niños y adolescentes presenta un panorama sombrío en Europa: uno de cada cinco adolescentes sufre de un trastorno mental, el suicidio sigue siendo la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años y las niñas reportan sistemáticamente un menor nivel de bienestar mental que los niños.
El 15 por cien de los adolescentes denuncia ser víctimas de ciberacoso, uno de cada 10 adolescentes de 13 a 15 años consume tabaco y casi uno de cada tres niños que han alcanzado la edad escolar tiene sobrepeso.