Algunos países africanos, como Ruanda, se prestan a ser utilizados por las grandes potencias como centros de internamiento de extranjeros, y otros, como Botswana, no lo admiten.
El país del África austral no ha aceptado la solicitud de Reino Unido de acoger a los emigrantes que rechaza Reino Unido, cuyo gobierno busca deshacerse de sus problemas, arrojándolos a teceros países que se presten a ello a cambio de dinero.
La decisión fue confirmada por Lemogang Kwape, ministro de Asuntos Exteriores de Botswana. El ministro señaló que históricamente Botswana ha sido un refugio para quienes huyen de la persecución y que ya padece importantes desafíos debido a los flujos migratorios interafricanos.
“Sería injusto dar la bienvenida a inmigrantes no deseados de otro país cuando enfrentamos nuestros propios problemas en la región”, dijo Kwape. Esta posición refleja el deseo de preservar el equilibrio social y económico de Botswana, ya tenso por las necesidades de sus propios ciudadanos y de los inmigrantes africanos.
A finales de abril el parlamento británico aprobó un controvertido proyecto de ley para enviar solicitantes de asilo rechazados a Ruanda. La iniciativa suscitó numerosas críticas, tanto a escala local como internacional.
La negativa de Botswana pone de relieve las dificultades que enfrentan los países africanos cuando las grandes potencias les presionan para desprenderse de sus propios problemas migratorios.
La decisión de Botswana de rechazar la solicitud de Reino Unido es una afirmación de su soberanía y un reconocimiento de sus propios desafíos migratorios.