Biografía de Marx (Parte 5)



La
penetración de la alienación en la filosofía materialista

En 1841 apareció en Alemania una obra que dará un giro
completo a la filosofía clásica alemana: La esencia del cristianismo de
Ludwig Feuerbach (1804-1872). Acerca de la influencia de esta obra, escribió
Engels: El entusiasmo fue general: al punto que todos nos convertimos
en feuerbachianos
.

Emparedado entre dos gigantes del pensamiento, la aportación
de Feuerbach parece menor: ya no es Hegel pero tampoco es todavía Marx. No es
así. Hoy apenas podemos imaginarnos la trascendencia de un filósofo que fue el
primero en enfrentarse con Hegel, que había llevado el pensamiento a las más
altas cumbres de la historia de la humanidad, con los hegelianos y con el
idealismo en general, en una ambiente totalmente dominado por aquella
ideología. Fue un extraordinario filósofo al que, sin embargo, se conoce por
referencias y al que todo el mundo compara. Apenas existen aún hoy traducciones
de sus obras al castellano (1). Además de La esencia del cristianismo,
entre sus obras, cabe destacar su poema Pensamientos sobre la muerte y
la inmortalidad
, escrito en 1830, donde ya niega la existencia de dios y de
otra vida más allá de la muerte, Contribución a la crítica de la
filosofía de Hegel
 (1839), Tesis preliminares para la reforma
de la filosofía
 (1842) y Principios fundamentales de la
filosofía del futuro
 (1843).


Feuerbach es el prototipo usual de filósofo dedicado a desarrollar
un pensamiento original en el campo, alejado del alboroto urbano y de las
pequeñas cuestiones mundanas. No comprendió la revolución de 1848 y nunca
aceptó el marxismo, pese a que en 1870, dos años antes de morir, se afilió al
Partido Socialdemócrata. Pero esta militancia era un señuelo por dos razones:

— el pensamiento de Feuerbach es un exponente de los límites
hasta los que podía llegar la democracia burguesa revolucionaria de aquella
época en Alemania
— en su biografía y en su obra la práctica no existe y la
política tampoco.

Feuerbach, dirán Marx y Engels en la Ideología
alemana
, llega todo lo lejos que puede llegar un teórico sin dejar de ser
un teórico y un filósofo. No superó el carácter contemplativo de toda la
filosofía anterior a Marx. No es casualidad que el aforismo de Marx acerca de
que los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversos modos,
cuando de lo que se trata es de cambiarlo, lo insertara precisamente dentro
sus Tesis sobre Feuerbach, escritas en 1845, porque eso es lo
caracteriza a su filosofía.

En aquel ambiente intelectual cargado de idealismo
hegeliano, Feuerbach fue el primer materialista, el primero que rompió con el
maestro desde posiciones claramente revolucionarias y, por sí mismo, eso ya le
vale un puesto de renombre en la historia de la filosofía.

En la teoría del conocimiento sigue con todo rigor el punto
de vista del empirismo y del sensualismo. Es una consecuencia del carácter
contemplativo de la filosofía en general y más específicamente del materialismo
anterior a Marx. Las cosas sensibles, dirá Marx, no son simples objetos dados a
la contemplación humana. El hombre actúa transformándolos. El mundo es también
creación humana, no es algo estático, sino resultado de la industria y del
estado social humano. Las primeras líneas de las Tesis sobre Feuerbach tratan
precisamente esta cuestión y son de capital trascendencia en el marxismo:


El defecto fundamental de todo el materialismo anterior
-incluyendo el de Feuerbach- es que sólo concibe el objeto, la realidad, la
sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad
sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado
activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero
sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la
actividad real, sensorial, como tal.


La crítica de Marx al carácter pasivo del conocimiento de
Feuerbach revaloriza uno de los aspectos que, sin embargo, retiene de él:
el importante problema de la relación del hombre con la
naturaleza. Esa relación -dice Marx- no es una contemplación sino una actividad
práctica. Los seres humanos nos ponemos en relación con la naturaleza mediante
el trabajo. La naturaleza es el medio para satisfacer las necesidades, así como
el objeto de nuestra actividad. Marx decía que la naturaleza es el
cuerpo inorgánico del hombre
. Mediante el trabajo, el hombre satisface sus
necesidades y exterioriza sus potencias humanas, es decir, crea sus condiciones
de vida, crea un mundo humano, se crea a sí mismo superando su mero ser
natural
.

Frente a la antítesis de Bruno Bauer entre naturaleza e
historia, la lucha del hombre contra la naturaleza, Marx habla de su unidad y
la encuentra en la industria: hay una naturaleza histórica y una historia
natural. A su vez, esto no impide a Marx y Engels retener dos puntos
importantes:

— la prioridad de la naturaleza exterior
— el hombre como algo distinto de la naturaleza.

A su vez, en su trabajo se relaciona con otros seres
humanos, creando diferentes formas de relación (cooperación, intercambio,
división del trabajo, explotación, lucha de clases) que cambian históricamente.

El ateísmo fue la segunda aportación de Feuerbach, aunque la
primera en el tiempo. No llegó a ese punto a causa de su materialismo sino que,
como buen alumno idealista, partió por el contrario de la crítica teológica.
Feuerbach concibe la religión como una alienación porque no es la religión
quien hace al hombre sino el hombre quien hace la religión. Los seres
superiores que crea nuestra fantasía, los dioses, son producto de la proyección
fantástica de nuestro propio ser. La religión es una objetivación de las
propiedades humanas y de un ser sobrenatural al que también éstas se atribuyen.
Es como si el hombre se duplicara y contemplara su propia esencia en la imagen
de dios. Resulta, pues, que la religión se presenta como autoconciencia
inconsciente del hombre
.


No obstante, Feuerbach no considera que la alienación
religiosa sea un reflejo de una enajenación más profunda: la terrenal. Tras
criticar el mundo religioso es preciso criticar y revolucionar prácticamente el
mundo social del que es un reflejo. Por otro lado, lo que él critica no es
exactamente la religión, sino la teología.

Otra de las aportaciones importantes de Feuerbach es el
concepto de alienación, concepto introducido por Hegel, del cual Feuerbach
mantiene su sentido negativo, pero nada más, ya que le da la vuelta al
considerar que la alienación no es la objetivación sino la abstracción: Abstraer
significa poner la esencia de la naturaleza fuera de la naturaleza, la esencia
del pensar fuera del acto de pensar. La filosofía hegeliana ha enajenado al
hombre de sí mismo en la medida en que todo su sistema reposa en estos actos de
abstracción. Ella identifica de nuevo, ciertamente, lo que separa, mas sólo de
una manera a su vez separable, mediata. La filosofía carece de unidad
inmediata, de certeza inmediata, de verdad inmediata
. La alienación es un
fenómeno del sujeto.
 
Pero en este punto, como en la religión o la ética,
Feuerbach no es materialista. Concibe el sujeto sólo como conciencia. La
conciencia es lo primero y lo más importante y, en consecuencia, la alienación
como un fenómeno de la conciencia exclusivamente, de modo que, por rechazo,
aspira a crear una conciencia exacta, como dijeron Marx y Engels.
Del mismo modo que en su crítica de la religión sustituye una teología por
otra, también aquí Feuerbach sustituye la conciencia falsa por la verdadera.
Mientras pretende cambiar la conciencia para ponerla de acuerdo con lo existente,
lo que se proponen Marx y Engels era cambiar lo existente como modo
de cambiar la conciencia.

Superadas las limitaciones con que Feuerbach la concibe, el
concepto de alienación resultará fundamental para introducir luego toda una
batería de nociones decisivas en el marxismo, especialmente la de ideología.
Ese desarrollo lo inició Marx en los Manuscritos filosófico-económicos de
1844 y está presente en todas esas características alusiones suyas acerca
del fantasma que recorre Europa, el fetichismo de
la mercancía, entre otras.

Sin embargo, Feuerbach tuvo importantes carencias, la más
importante de las cuales es su abandono de la dialéctica de Hegel: es
materialista pero no tiene en cuenta la historia y, en la medida en que tienen
en cuenta la historia, no es materialista. No ve que el mundo sensible
que le rodea no es algo dado desde toda una eternidad y constantemente igual a
sí mismo -escriben Marx y Engels-, sino el producto de la industria y del
estado social, en el sentido de que es un producto histórico, el resultado de
la actividad de toda una serie de generaciones, cada una de las cuales se
encarama sobre los hombres de la anterior, sigue desarrollado su industria y su
intercambio y modifica su organización social con arreglo a la nuevas
necesidades
.

Además, Feuerbach aún mantenía las concepciones idealistas
acerca de los fenómenos sociales. Buscaba en la sustitución de la autoconciencia
inconsciente por la conciencia, o sea, en última instancia, confiaba en la
instrucción, e incluso sostenía que era necesaria una nueva religión.

La característica del materialismo de Feuerbach es su
antropocentrismo: Mi primer pensamiento fue Dios, el segundo fue la
razón y el tercero y último, el hombre
, dice Feuerbach resumiendo su
itinerario intelectual. Al recuperar el sensualismo, Feuerbach recupera también
al hombre y sitúa en un primer plano el problema de su esencia y de su puesto
en el mundo. Sin embargo, lo que hace es cambiar la abstracción de sitio;
esencializa la naturaleza humana, planteando las relaciones sociales y la misma
humanidad como una esencia inmutable fuera de su producción histórica, fuera de
las condiciones que hacen nacer en cada momento dicho tipo de humanidad y
sociedad. Concebía al hombre como un individuo abstracto, como un ser puramente
biológico.

No existe la esencia humana eterna e
inmutable, no existe el hombre sino el patricio, el plebeyo,
el siervo de la gleba, el burgués, el proletario. Feuerbach, al realizar su
crítica en términos de esencia humana, deja de analizar las relaciones sociales
que determinan lo que los hombres son; al hablar del hombre abstracto,
ahistórico, naturaliza las relaciones sociales existentes que son un producto
histórico y uno una esencia natural.

En suma, como escribieron Marx y Engels, en Feuerbach no
había más que intuiciones sueltas, simples gérmenes necesitados de
desarrollo. El desarrollo les correspondía a ellos proseguir.

(1)
Las obras de Feuerbach asequibles en castellano son: La esencia del
cristianismo
, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1941 y también en la
Editorial Trotta, Madrid, 1995; Tesis provisionales para la reforma de
la filosofía
, Editorial Labor, Barcelona, 1976; y La esencia de la
religión
, Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2005; además existe una
selección de Textos escogidos que incluye los Principios
de la filosofía del futuro
, publicado por la Facultad de Economía de la
Universidad de Caracas de 1964. 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo