Después de dos años de fraudes institucionalizados, todos empiezan a desmarcarse de la pandemia. El gobierno de Biden tampoco se fía de las cifras que le muestran los “expertos” y quiere volver a calcular el número de hospitalizaciones relacionadas con el coronavirus en Estados Unidos, para excluir a las personas que dieron positivo en las pruebas pero que, en realidad, están siendo tratados por otro motivo (*).
Las cifras alarmistas que han venido mostrando hasta ahora para justificar las medidas restrictivas que han aprobado son falsas, como en los demás paíes del mundo. Ayer la portavoz de la Casa Blanca, Jan Psaki, dijo que el gobierno de Biden nunca quiso imponer el confinamiento, una medida que heredaron de Trump.
Un equipo de trabajo formado por científicos y especialistas en datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) está colaborando con los hospitales de todo el país para mejorar los informes. El equipo pide a los hospitales que informen sobre el número de pacientes que acuden al centro porque tienen el coronavirus y que los separen de las personas que acuden por otros motivos y que dan positivo tras el ingreso.
Es un giro en la propaganda que pronto llegará a España. Se trata de acabar con la “incidencia acumulada”, los casos, los brotes y los positivos, es decir, con los tests, para abandonar las ficciones y obtener un cuadro real de la pandemia.
En un momento en el que la mayoría de los estadounidenses piden que se eliminen todas las restricciones, parece que la Casa Blanca está repentinamente preocupada por saber si el virus causa realmente enfermedades graves, si la presión sobre los hospitales ha aumentado y los recursos sanitarios que necesitan.
Volver a calcular la tasa de hospitalización no es tarea fácil, dijo Eric Topol, profesor de medicina molecular en Scripps Research y antiguo miembro del consejo asesor del Proyecto de Seguimiento del Covid, un equipo que trabajó sobre los datos de la pandemia en el momento más álgido de la misma.
“Necesitamos un panel de expertos que revise los casos para determinar si una hospitalización es para alguien que vino por covid o con covid”, dijo Topol. “No es algo que esté codificado en el archivo. Mucha gente dirá que una persona llegó con covid, pero en realidad fue el covid el que exacerbó la enfermedad pulmonar o cardíaca”.
El gobierno de Trump intentó algo similar en 2020, pero aunque algunos sistemas hospitalarios han cambiado la forma de contabilizar los ingresos de “covid”, muchos siguen con el fraude. No obstante, el engaño está tan institucionalizado que conseguir que todos los hospitales del país informen con una mínima precisión llevará varios meses.
Los datos varían según el centro sanitario y los gobiernos acaban sumando manzanas y patatas.
Un reciente estudio del Hospital John Hopkins ha reconocido finalmente lo que er ya sabido de tiempo atrás: que los confinamiento no tuvieron ninguna incidencia en la transmisión del virus. Ayer el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, eliminó las mascarillas en las escuelas públicas, otra indicación de que la balanza se inclina rápidamente contra las restricciones.
Una vez confirmada su inutilidad absoluta, el siguiente paso será declarar que la responsabilidad recae en el adversario político, o quizá en la ineptitud de los “expertos”, que se equivocaron en el diagnóstico, en las estadísticas, en los remedios… en todo.
(*) https://www.politico.com/news/2022/02/07/biden-covid-hospitalization-data-recalculate-00006341