Después de feroces combates, el viernes las tropas turcas estrecharon el cerco de Al-Bab, en el noreste de Alepo, y comenzaron a entrar en el centro de la ciudad en medio de un reguero de cadáveres de las fuerzas del Califato Islámico que la defendían. Los turcos han reconocido 16 bajas, pero es posible que las cifras lleguen hasta las 100.
Los combates más intensos se produjeron el miércoles durante el asalto a una colina en la que había un hospital que los salafistas utilizaban como depósito de municiones.
Inicialmente las tropas turcas estaban apoyadas por los restos del denominado “ejército libre de Siria”, que huyeron del campo de batalla en cuanto los combates se recrudecieron, según SouthFront.
De un total de 400 milicianos del referido “ejército”, sólo 40 mantuvieron sus posiciones en las cercanías de Al-Bab, mientras que el resto huyeron despavoridos, a pesar de que la batalla presentó un desenlace favorable desde el principio.
Aparte de las bajas, en la parte occidental de Al-Bab el ejército turco ha tenido importantes pérdidas de material de combate, del que se ha apoderado el Califato Islámico, en especial dos tanques Leopard 2A4 y un vehículo ACV-15.