Ayer la Fuerza Aérea de Estados Unidos bombardeó Saná, la capital de Yemen. Trump ordenó una serie de ataques aéreos contra objetivos controlados por Ansarollah, los huthíes, en varias regiones de Yemen.
Los ataques comenzaron ayer por la tarde y continuaron hasta las primeras horas de esta mañana, utilizando aviones de combate para golpear instalaciones como el aeropuerto de Sanáa, que incluye una base militar, y barrios residenciales en el distrito de Shuaub, al norte de la ciudad.
El objetivo declarado por Trump fue responder a los ataques huthíes contra embarcaciones en el Mar Rojo, que han interrumpido el comercio marítimo con Israel.
Los bombardeos destruyeron radares, defensas aéreas y sistemas de misiles y drones, según fuentes estadounidenses. El Ministerio de Salud huthí informa que, además, mataron a 31 personas y que hay 101 heridos, incluyendo mujeres y niños, afirmando que los ataques alcanzaron zonas civiles.
No es un acontecimiento aislado. Desde enero del año pasado, Estados Unidos, a veces junto a Reino Unido, ha realizado múltiples rondas de ataques aéreos en Yemen contra los huthíes, incluyendo los bombardeos contra Sanáa el 19 de enero y el 21 de diciembre de 2024.
La escalada que se inició ayer, marca la agresión militar más significativa de Trump en la región desde su regreso a la Casa Blanca, y ha sido descrita como más agresiva que las operaciones del gobierno anterior de Biden, que también atacó objetivos huthíes pero con menor intensidad y frecuencia.
En una declaración pública, Trump aprovechó la oportunidad para amenazar a Irán, con cuyo gobierno negocia la firmar un acuerdo nuclear que rompió durante su anterior mandato.
Por lo demás, un misil lanzado por los huthíes ha impactado directamente en el portaviones estadounidense Harry S. Truman en el Mar Rojo, según fuentes árabes locales e israelíes, pero hasta el momento no hay confirmación.
Otras fuentes mencionan daños en el portaaviones, posiblemente debido a un misil interceptado en el último segundo, pero no un impacto directo.