En la madrugada del miércoles desconocidos atacaron con explosivos un laboratorio de pruebas de coronavirus en Holanda. La bomba detonó cerca del laboratorio que se encuentra en Bovenkarspel, una ciudad al norte de Ámsterdam.
La policía no ha informado de que se hayan producido heridos ni daños personales, pero las ventanas de las instalaciones quedaron destrozadas.
No fue un accidente, sino un ataque deliberado, dijo Menno Hartenberg, portavoz de la policía holandesa. En declaraciones a la radio añadió que no hubo heridos en el ataque, que tuvo lugar poco antes de las 7 de la mañana.
Hartenberg aseguró que habían encontrado los restos de un dispositivo metálico cilíndrico que medía unos diez centímetros, y que “debe haber sido colocado” allí. Añadió que todavía no saben exactamente la composición del explosivo.
El Primer Ministro, Mark Rutte, condenó el ataque como “completamente inaceptable”, y dijo que era “horrible” que los funcionarios del Ministerio de Sanidad, “que están haciendo todo lo posible para proteger al país del coronavirus”, hubieran sido el objetivo. El ministro de Sanidad, Hugo de Jonge, calificó el ataque de “locura”.
En Holanda, el toque de queda ha provocado una oleada de protestas muy violentas, con saqueos, incendios, rotura de escaparates y otros daños.
A finales de enero la policía detuvo a 200 manifestantes en toda Holanda. En Rotterdam, el alcalde dictó una medida que aumenta la discrecionalidad de la policía para realizar detenciones.
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