Una de las primeras consecuencias del bombardeo israelí de Qatar es que Arabia Saudí formaliza su larga cooperación militar con Pakistán mediante un acuerdo de defensa mutua. Esto significa que Riad ya no confía en el paraguas nuclear estadounidense y hace público lo que ya era evidente desde hacía años: la disponibilidad del arsenal nuclear de Pakistán en caso de una amenaza grave para el Reino.
El pacto fue firmado el miércoles por el príncipe heredero saudí, Mohammed Bin Salman, y el primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif. Su objetivo es fortalecer la cooperación en defensa y la disuasión conjunta ante posibles amenazas. Una agresión contra cualquiera de los dos países se considerará una agresión contra ambos.
El pacto no menciona explícitamente las armas nucleares, pero a buen entendedor… Pakistán posee armas nucleares, y el acuerdo fortalece los lazos entre Riad e Islamabad en medio de las tensiones regionales, en particular a la luz de las recientes acciones militares israelíes en la región. El acuerdo señala la creciente dependencia de Arabia Saudí de Pakistán para su defensa porque los países del Golfo ya no confían en las garantías de seguridad estadounidenses.
El acuerdo tiene implicaciones más amplias que involucran a Israel, Irán e India, dada la compleja dinámica de la seguridad regional.
No está clara la actitud de Pakistán hacia los rebeldes yemeníes, con quienes Arabia Saudí ha estado en guerra durante una década, pero parece improbable que Pakistán envíe un contingente a una guerra en la que los ejércitos occidentales han fracasado por completo.
El ataque aéreo israelí contra una delegación de Hamas en Doha ha llevado a que la compra de cientos de miles de millones de dólares en protección militar estadounidense no protege en absoluto contra la agresión militar, lo que ha llevado a estos países a diversificar sus alianzas de defensa y a buscar vínculos más estrechos con otras potencias capaces de reducir su dependencia absoluta de Washington.
Junto con la incorporación a los Brics, el acuerdo señala el fin del Pacto del Quincy, es decir, de 80 años de historia de la monarquía saudí. La dependencia económica de Pakistán de Arabia Saudí se compensa con un compromiso militar.
En varias ocasiones, especialmente durante la Guerra de Yemen, han circulado informes sobre la posibilidad de que mercenarios pakistaníes sirvieran en las filas del ejército saudí. De hecho, oficiales del ejército pakistaní ya operan en el reino contratados por empresas militares privadas.
Por lo demás, el acuerdo firmado esta semana fortalece la posición política de Pakistán, proyectando su influencia en el Golfo y asegurando un apoyo financiero y diplomático saudí en su larga pugna con India. Islamabad se convierte así en un actor clave en materia de seguridad, no solo en el sur de Asia, sino también en Oriente Medio y el Golfo Pérsico.
El acuerdo complica la estrategia israelí
El acuerdo complica -y mucho- la estrategia israelí, ya que Arabia Saudí cuenta ahora con el apoyo militar oficial de una potencia nuclear al margen de Estados Unidos, lo que podría disuadir a Tel Aviv de emprender acciones militares contra los países del Golfo.
Si bien Israel se encuentra entre los estados que intentan fabricar la mayor cantidad de ojivas nucleares del mundo, el ritmo de Pakistán en este sentido es mucho mayor y con un menor coste financiero.
Se ha producido un cambio en las políticas de seguridad de los países del Golfo, que se rompen las cadenas con Estados Unidos y se orientan hacia alianzas regionales. Pero no es sólo Arabia Saudí. En realidad ambos países han estado tradicionalmente atados a los estadounidenses. Ahora ninguno de ellos confía en Washington y prefieren buscar soluciones por sí mismos.
El acuerdo de Arabia Saudí con Irán, formalizado en 2023 es un ejemplo y la posible incorporación de Arabia Saudí a los Brics es otro.
En 2023 los Brics anunciaron su expansión, un nuevo paso que suponía la invitación formal de varios países, entre ellos Arabia Saudí, a sumarse a la alianza. Entonces Riad manifestó su voluntad de participar en el proyecto.
Sin embargo, dos años después aún no ha formalizado su ingreso. Ha estado presente en alguna reunión interna, pero aún no la ha firmado oficialmente. La situación se mantiene, aunque en el Golfo Pérsico el péndulo ha empezado a oscilar en una dirección favorable a los Brics.
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