Mabud-Chokr ha asegurado que las bombas que lanza la aviación saudí no sólo destruyen un gran número de viviendas, sino que crean, además, una espesa nube de gases tóxicos mortales.
Algunos responsables yemeníes ya habían advertido que las bombas saudíes que cayeron sobre la capital Sanáa eran diferentes a las utilizadas en otras regiones del país. Se trataba de bombas de un tipo especial que asfixian a los residentes de los barrios bombardeados.
Según los miembros de las organizaciones humanitarias yemeníes, el viernes pasado los aviones de combate saudíes utilizaron armamento prohibido en sus bombardeos sobre la región de Fag Atta, al sur de Sanáa.
La aviación saudí empezó a bombardear Yemen hace un mes con el fin de restablecer en su cargo al depuesto presidente Mansur Hadi, un aliado muy cercano a la familia real saudí. Durante este tiempo los bombardeos han causado la muerte de 2.645 personas, entre ellos centenares de niños.
El antiguo presidente Hadi dimitió en enero y rechazó replantearse su dimisión a pesar de las peticiones del movimiento Ansarollah
A pesar de las afirmaciones de Ryad de que los bombardeos se dirigen contra las posiciones de las milicias hutis, los aviones de guerra saudíes han destruido zonas residenciales e infraestructuras civiles.
Cinco Estados del Golfo Pérsico, Arabia saudí, Emiratos Árabes Unidos, Barein, Qatar y Kuwait, a los que se suma Egipto, declararon la guerra a Yemen en un comunicado publicado el 26 de marzo. Para ello cuentan con el apoyo de Estados Unidos e Israel.
Si las agresiones del imperialismo contra Irak y Siria se basaron en falsas acusaciones de empleo de armas químicas, ahora tienen una buena oportunidad de cambiar de bando ante un empleo real de las mismas contra la población yemení.