Alarma en el Pentágono por los éxitos de la guerra electrónica de Rusia en Siria

Un nuevo informe detalla la preocupación del Pentágono por el creciente número de ataques electrónicos rusos contra posiciones militares estadounidenses en Siria. Según declaraciones públicas del Pentágono, el número de ataques es de más de dos mil y se ubican en una docena o más de bases secretas, principalmente en el noreste de Siria, integradas en las FDS (Fuerzas Democráticas Sirias), en su mayoría kurdas.

La guerra electrónica no es menos peligroso que los ataques convencionales con bombas y artillería y ha permitido a las tropas estadounidenses descubrir la tecnología rusa en el campo de batalla.

Desde que en 2015 Rusia intervino en Siria a petición del gobierno de Assad, las dos superpotencias se han enfrentado en múltiples ocasiones, pero se han comunicado a través de una línea directa de militares a militares diseñada para evitar colisiones aéreas y choques directos de tropas.

Rusia, junto con el Gobierno sirio, considera a las tropas estadounidenses como ocupantes extranjeros no invitados, que han cometido un acto de agresión contra el Estado sirio, matando a cientos de soldados sirios (y mercenarios rusos, aunque no estuvieran bajo las órdenes de Moscú), durante múltiples incidentes cerca de las líneas de frente en Deir Ezzor.

El general Raymond Thomas, jefe del comando de operaciones especiales de Estados Unidos, ha admitido en una conferencia de inteligencia y tecnología militar que Siria se ha convertido en “el entorno de guerra electrónica más agresivo del planeta”.

Según Thomas, los adversarios rusos, iraníes y sirios “nos ponen a prueba todos los días, bloqueando nuestras comunicaciones, desactivando nuestro EC-130”, el avión de mando y control en el campo de batalla aéreo de la Fuerza Aérea.

La interferencia electrónica por parte de las fuerzas rusas supone una amenaza de escalada en un entorno ya de por sí confuso, dada la amplia gama de grupos y actores estatales que operan en Siria.

El Pentágono está reconociendo el éxito de la interferencia rusa. El coronel del ejército de los Estados Unidos Brian Sullivan describió un episodio reciente ante los periodistas la semana pasada. Dijo que sus tropas se habían encontrado con un “entorno de guerra electrónica saturada” mientras luchaban en el noreste de Siria durante su despliegue de nueve meses, que duró de septiembre de 2017 a mayo de 2018.

La guerra electrónica rusa, admitió Sullivan, “nos ha planteado retos que hemos sido capaces de afrontar con éxito, y nos ha dado la oportunidad de operar en un entorno que no puede replicarse en ningún lugar de nuestro país, incluidos nuestros centros de entrenamiento de combate”.

En una cita particularmente perturbadora que recuerda a la Guerra Fría, el coronel señaló: “Esta es una gran oportunidad para que operemos particularmente en el entorno sirio donde los rusos están activos”.

La guerra electrónica implica el cese de las comunicaciones y la capacidad de navegación en tierra y en el aire, algo particularmente peligroso en un espacio de batalla abarrotado como Siria. Los nuevos sistemas de guerra electrónica de Rusia son sofisticados. Pueden montarse en grandes vehículos o aviones y pueden dañar objetivos situados a cientos de kilómetros de distancia.

El problema de la guerra electrónica en general es que puede obnubilar la visión del campo de batalla, la visión operativa, y puede conducir a errores realmente terroríficos.

Rusia ha realizado enormes progresos en su capacidad de sistemas de guerra electrónica en los últimos quince años, ya que percibe que la amenaza de una invasión de la OTAN en sus fronteras no puede sino aumentar.


https://foreignpolicy.com/2018/07/30/russian-jamming-poses-a-growing-threat-to-u-s-troops-in-syria/

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