Al imperialismo le interesa mucho controlar ‘el opio del pueblo’

Nadie como Marx disfrutaría hoy más leyendo los nuevos ecos de cierto renacer religioso en el mundo, a diferencia de sus discípulos, que presumen de ateísmo para evadirse de uno de los recursos a los que siempre ha echado mano el imperialismo. Al fin y al cabo la inmensa mayoría de la población mundial es religiosa y para manipularla hay que manipular su religión, y lo mismo le ocurre a los que pretenden exactamente lo contrario.

La evolución del Opus Dei es simétrica al Concilio Vaticano II, los curas obreros y la teología de la liberación. Por lo tanto, en el mundo no hay una religión sino muchas, muy diferentes, que desempeñan funciones sociales, políticas e ideológicas también diferentes según los fieles a los que va dirigida.

Eso le ocurre incluso una religión centralizada, como el catolicismo, que es diferente en Europa, Latinoamérica o África. Con mucha más razón al islam, que es un opio distinto, mucho más diverso.

A primera hora esta mañana desayunamos con el siguiente titular en la boca: “La mezquita de París sigue en manos de los servicios argelinos”, en referencia al espionaje argelino (1). Al mismo tiempo sabemos que la de Munich está desde hace décadas en manos de la CIA (2), la de Ripoll (Girona) en las del CNI y así sucesivamente podríamos seguir a lo largo del muchos países del mundo.

¿Qué intereses tiene el espionaje imperialista para dedicar sus energías a las mezquitas?

El número dos de la de París, Mohamed Lawanughi, es un agente del antiguo DRS, el servicio secreto argelino, y trata de imponer su sello al islam en Francia a través de un centro de culto que sirve de escaparate para los musulmanes de las antiguas colonias francesas, especialmente del norte de África.

A la mezquita de París no sólo van los fieles a ponerse de rodillas sobre una alfombra, sino que es una escuela de futuros imanes. Actualmente unos 140 “dirigentes del culto islámico” están bajo el control de la mezquita de París, o sea, del gobierno argelino y, seguramente, del francés.

Lawanughi es un sargento del ejército argelino al que desmovilizaron hace 20 años para trasladarlo a los “servicios especiales” de la capital francesa donde el coronel Alí Benguedda, apodado “El Pequeño Smain”, le colocó de guardaespaldas en un lugar discreto a la sombra del rector de la mezquita, Dallil Bubakeur.

Lo mismo que muchos oficiales del espionaje argelino, “El Sargento”, como se le conoce, veranea en Benidorm, donde tiene un chalet en una urbanizaciones de lujo.

En País ejerce una doble función. No sólo espía a los exiliados argelinos de la guerra de hace 20 años contra el fundamentalismo, sino que tiene la pretensión de reformar el “islam francés” de la mano de Macron, el Presidente de una República que alardea de “laicismo” cuando le conviene.

La semana pasada Bubakeur se trasladó a Argel para explicar en la orilla africana del Mediterráneo lo que debe ser el islam en la orilla europea. La conferencia estaba patrocinada, entre otros, por el embajador francés en Argel porque a las dos orillas les interesa mucho el islam (el control político del islam).

Unos, los argelinos, aún viven con el susto de perder unas elecciones ante los islamistas hace dos décadas, que tuvieron que superar recurriendo a una guerra devastadora y a muchos crímenes.

Los otros, los franceses, necesitan controlar a los emigrantes, que son una parte cada vez más importante de la fuerza de trabajo en Francia. Para la otra ya tienen a los sindicatos, los reformistas, las ONG, la prensa y demás.

Hace poco, cuenta Mondafrique, “El Sargento” le pegó una paliza a Abdelmalek Djebbar, su adjunto en la inspección de imanes, que tuvo que ser ingresado en el hospital. Le denunció a la policía Abderrahman Dahman, un antiguo asesor de la Presidencia de la República en tiempos de Sarkozy. A la denuncia Dahman añadió que en una ocasión “El Sargento” le había amenazado de muerte a él personalmente.

El viejo sargento tiene mano de hierro. Una mujer de origen marroquí también le denunció por haberla golpeado. Lawanughi confunde la mezquita con el cuartel.

(1) https://mondafrique.com/mosquee-de-paris-toujours-controle-services-algeriens/
(2) https://mpr21.info/2014/08/juan-manuel-olarieta-el-terrorismo.html

Más información:

— El islamismo funciona con mando a distancia
— Nazis en Ucrania, fundamentalistas en Chechenia
— Los ataques terroristas chechenos llevan el sello ‘made in USA’
— En Ucrania algunos perros de la guerra son islamistas

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