Hoy Reuters informa que el Consejo Constitucional acaba de declarar nula dicha ley. Es un alivio.
Pero dicho Consejo Constitucional tampoco es inmune al cretinismo, por lo que sus decisiones tienen ese mismo carácter rematadamente idiota: después de afirmar que la consulta de páginas yihadistas no es delito, ordena que las personas que han sido encarceladas a causa de ello no sean puestas en libertad.
Suman 21 presos, por lo que, a partir de ahora en Francia habrá 21 personas que estén en la cárcel sin haber cometido ningún delito, o sea, por la cara.
Como en todos los países capitalistas, en Francia la libertad está retrocediendo a pasos agigantados, aunque se trata de un país aficionado a enviar tropas a cualquier otro con la excusa de proteger los derechos fundamentales de sus habitantes. ¿Por qué no se preocupan un poco más de los de su propia población?
No hace mucho que el Senado publicó un largo informe de dos tomos sobre la situación en las cárceles francesas, cuyo título lo decía todo: “Las cárceles francesas son la vergüenza de la República”. ¿Aún queda un pizca de vergüenza en Francia?
En 1789 la Revolución Francesa empezó con el asalto a la Bastilla, que era una cárcel poblada por numerosas personas condenadas de la misma forma arbitraria que en la actualidad. Los insurrectos proclamaron la amnistía por su cuenta y abrieron las puertas de par en par.
Esperemos que ahora ocurra otro tanto y que las personas encarceladas por la cara salgan, por una vía o por la otra.