A la prensa amarilla la alarma desatada le parece poco y dice que los datos del coronavirus son erróneos. Los contagiados no son sólo 56.188; El País multiplica esa cifra por diez: son medio millón (1).
Leña al fuego; más pánico hasta crear una sociedad de asustados, de personas dóciles y temerosas de algo misterioso que nadie sabe lo que es: un virus.
Es difícil adivinar lo que quieren decir detrás de la palabra “contagiado”. Un contagiado no es ningún enfermo de nada, por lo que no tiene sentido inflar las cifras de nada.
La inflación tiene una contrapartida en el sentido contrario: cuantos más contagiados se cuenten, más descienden los índices de mortalidad.
Una revista científica, “Nature Medicine”, acaba de publicar que la probabilidad de morir a causa del coronavirus después de desarrollar síntomas (su “letalidad sintomática”) es significativamente menor que la estimada inicialmente (2).
Exactamente lo mismo asegura Anthony Fauci, director del Instituto de alergias y enfermedades infecciosas de Estados Unidos, en un artículo publicado en el New England Journal of Medecine: la tasa de mortalidad del coronavirus es “considerablemente inferior al 1 por ciento”, es decir, muy cercana a la gripe estacional (3).
Estamos hartos de comprobar que una alarma sólo funciona al principio. De ahí que en toda campaña histérica haya que empezar por inflar las cifras. Luego todo se irá desinflando poco a poco, cuando nadie se acuerde. Primero habla la OMS y luego la ciencia rebaja sus humos.
Es una ley que se cumple siempre en todas las pandemias de falsa bandera.
Inicialmente la
Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció una tasa de letalidad del 3,4 por ciento pero, tras un examen exhaustivo de los datos reunidos en Wuhan, los científicos concluyen que la probabilidad de morir a causa del virus y de desarrollar los síntomas es sólo del 1,4 por ciento, 2,4 veces más bajo que la tasa prevista por la OMS.
Las elevadas tasas de letalidad se fabrican reduciendo el número total de casos de personas que dan positivo a los tests de coronavirus, normalmente con el pretexto de que no se pueden practicar a todos, sino sólo a los que presentan síntomas más graves.
El estudio de “Nature Medicine” también destaca el factor de riesgo de la edad del paciente. Una vez que aparecen los primeros síntomas, los pacientes de 60 años o más tienen en promedio 5,1 veces más probabilidades de sucumbir a la enfermedad que los del grupo de 30 a 59 años.
No sólo las cifras oficiales son erróneas:
todas las estimaciones cuantitativas sobre la pandemia son un absoluto fiasco, por no decir una manipulación descarada que el tiempo irá sacando a la luz progresivamente, dejando en evidencia a la
OMS en primer lugar.
¡En Irak no había ningún arma de destrucción masiva!, ¡se lo habían inventado!
(1) https://elpais.com/ciencia/2020-03-26/los-datos-estan-mal.html
(2) https://www.nature.com/articles/s41591-020-0822-7
(3) https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMe2002387
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