La documentación científica está alertando cada vez más claramente sobre los graves efectos adversos de las vacunas experimentales de ARNm contra el “covid”. Recibieron una autorización provisional en diciembre de 2020, después de solo 20 semanas de pruebas abreviadas artificialmente.
El protocolo del ensayo clínico, altamente atípico, formó parte de una “declaración de emergencia de salud pública”, conforme a la Ley Prep (Ley de Preparación Pública y para Emergencias) aprobada por Estados Unidos en 2005.
La revista Journal of American Physicians and Surgeons admite que se produjeron eventos adversos graves, pero no reconocidos, de las vacunas contra el “covid” ya en los ensayos clínicos, tanto de Pfizer como Moderna (*).
Dicho de una manera bastante más clara: las empresas farmacéuticas falsificaron los ensayos clínicos de las vacunas y las instituciones reguladoras se lo consintieron. Los autores también destacan que la falsificación persiste hasta el dia de hoy, lo cual no es ninguna sorpresa, y desde aquí lo veninos denuciando desde el primer minuto.
Los autores del estudio científico, Jeyanthi Kunadhasan y Corrine A. Michels, forman parte del equipo que realizó una revisión forense de las 38 muertes ocurridas durante los primeros 6 meses del ensayo clínico de la vacuna de ARNm de Pfizer contra el “covid”.
Ambos afirman que hubo más muertes de personas vacunadas, de las que no informaron a los organismos reguladores. Una de ellas contaba -posiblemente- con un informe de autopsia de “muerte cardíaca súbita” que podría haberse publicado en el momento crítico antes de la aprobación.
Hubo otros retrasos en los informes, y de haberse presentado resultados precisos al Comité Asesor de la FDA, “habría quedado claro que la vacuna no salvó vidas”.
El estudio revela numerosas “discrepancias” en los datos, incluyendo “distorsiones” para ocultar un aumento de 3,7 veces en los eventos cardíacos en las personas que recibieron la vacuna de Pfizer en comparación con el placebo.
Para cuando la FDA y los CDC informaron que el riesgo de miocarditis y pericarditis estaba aumentando, y ordenaron cambios relevantes en las etiquetas de seguridad, miles de adolescentes habían sido vacunados innecesariamente. “Vergonzosamente, el peligro se minimizó al decirles a los padres que el daño cardíaco era temporal”, escriben los autores.
Los autores recomiendan la derogación de la Ley Prep. Creen que sería es la única manera de garantizar que ningún tratamiento, sin las pruebas adecuadas, se vuelva a imponer a una población desprevenida. Es una ingenuidad. La aprobación de una ley diferente obligaría a las farmacéuticas a falsificar los ensayos clínicos de una manera también diferente.
(*) https://jpands.org/vol30no4/kunadhasan.pdf