7 meses después del inicio de la pandemia, los “expertos” ya no saben qué nuevas tonterías inventar. Todas y cada una de sus chapuzas han fracasado: el confinamiento, el estado de alarma, las mascarillas, las restricciones de movilidad…
Como su propio nombre indica, las cuarentenas duraban 40 días. Ahora hemos superado ya los 200 y nos quieren de convencer de que estamos peor que al principio, que hay más “casos” y que ese es un dato muy malo.
Ya no hay que “aplanar” la curva porque ha aparecido otra cuando la primera había quedado aplanada. Naturalmente, la culpa no es de los “expertos”. No es que hayan fracasado ellos sino los demás, nosotros, que somos aficionados al botellón, las reuniones y la juerga nocturna.
Por eso nos imponen cada vez más restricciones. Nos merecemos que nos traten con dureza e incluso hay quien pide todavía más látigo, más policía, mas vigilancia y más hidrogel.
En esta pandemia todos los países cumplen una regla de oro: el número de “casos” aumenta con los confinamientos, con confinamientos más estrictos o más prolongados. Es algo que casa muy mal con la propagación “exponencial” que anunciaron los “expertos” al principio.
Es incomprensible que si el origen de la pandemia estaba en China, haya habido allí menos de 5.000 muertos, según datos oficiales de la OMS. Pero algunos intoxicadores aseguran que China, como los demás países, también falsea las cifras, por lo que multiplican esos números hasta por diez : habría habido 50.000 muertes, lo que confirma que en China, en proporción a su población, no ha habido ninguna pandemia (ni con los peores datos) .
Si no se conoce ningún remedio frente a la enfermedad, era lógico calcular inicialmente unos índices de mortalidad muy elevados, exponenciales, que tampoco se han cumplido (afortunadamente). Los “expertos” no explican el fallo de sus previsiones, ni tampoco que algunos de los enfermos se hayan curado, ni por qué, ni cómo.
La verdadera epidemia son los “expertos”, cuyo papel no es explicar nada sino tapar los agujeros de un teoría aberrante y de unos remedios aún peores.
Ahora, en esta “segunda ola”, pronostican una tercera porque ya saben que sus doctrinas son absurdas y no van a servir para nada. Estaremos bajo la ley marcial hasta que ya no haya manera de soportar más humillaciones.
Quizá se les pueda parar o al menos eso es lo que se pretende por ECOLOGENIA MUNDIAL, que informan sobre toda esta farsa mediante Telegram.