El asalto e incendio del Congreso de los Diputados de Guatemala se salda de momento con 37 detenidos, a quienes acusan de “terrorismo”. No obstante, los defensores de los derechos humanos aseguran que la cifra es de 42 detenidos.
El ministro de Gobernación, Gendri Reyes, catalogó de “terroristas” a los 37 manifestantes detenidos, “a pesar que no han podido identificar a las personas que entraron en el Congreso”, según la periodista Francelia Solano.
Pero el gobierno busca venganza y chivos expiatorios, por lo que ha ordenado imputar por los delitos más graves a los detenidos, como el de “atentado”.
Además, al menos media docena de personas han sido atendidas por heridas y hay docenas afectados por los gases lacrimógenos que lanzó la policía. Según la Fiscalía de Derechos Humanos, uno de los heridos perdió un ojo y otro estaba siendo intervenido en la cabeza por tener hemorragia cerebral y los médicos tratan de salvarle un ojo.
Los manifestantes rompieron la puerta de entrada al Parlamento y, tras incendiar la sede parlamentaria, se llevaron las bebidas alcohólicas que guardadaban los diputados dentro del hemiciclo.
“Estamos cansados de la corrupción. No podemos más”, dijo una de las manifestantes, que se acercó al centro de la Ciudad de Guatemala para conseguir “cambios”.
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