Fascismo y ultraderecha: un fenómeno que no se mide con la vara LGTBI

Mar Garcia Puig, En Comú Podem
Juan Manuel Olarieta

Ayer me topé con un artículo “bobo” en un medio típicamente “bobo”, como ElDiario.es, firmado por Mar Garcia Puig, lingüista, editora y diputada de En Comú Podem, es decir, el currículum perfecto que corresponde a un “bobo”.
Naturalmente, el artículo es el prototipo de la ideología de dicha tribu urbana, que no parece tal porque sólo se habla de “tribu” cuando se refieren a alguien que procede de barrios marginales.
Los temas que el artículo aborda son el juguete favorito de los “bobos” en este momento: el miedo al fascismo o, mejor dicho (perdón), a “la ultraderecha” que Vox representa y “muy especialmente”, los que pertenecen al colectivo LGTBI.
No sabemos si se habrán enterado: alguien es fascista (“ultraderechista”) por su posición ideológica en materia LGTBI y, al revés, pasa al terreno del progresismo y la democracia si supera esa prueba del algodón.
Pero hay algo mucho peor que ser fascista, que es ser antimoderno, un fósil del Paleolítico, que también se define por su posición frente al movimiento LGTBI. No exactamente sobre los homosexuales, transexuales y demás, sino por quien se atribuye su representación, como es el caso.
El fascismo no se define por su política hacia el colectivo LGTBI, ni hacia los gitanos, ni los judíos, ni los moros, ni los negros, ni cualquier otra minoría, sino hacia la clase obrera y demás sectores populares oprimidos y humillados.
Dicho en román paladino: el fascismo concierne a la lucha de clases, no a las tribus urbanas. Si llega el caso, cuando los fascistas se dediquen a perseguir a los homosexuales de nuevo, lo harán con quienes puedan, que serán los sectores marginales de la sociedad. No se van a poner la soga en el cuello a sí mismos, ni mucho menos a su clase social, por supuesto.
Lo diré más claro todavía, a ver si los “bobos” se enteran de una vez: el juez de Avilés que recientemente condenó por uno de esos absurdos delitos de odio a un descerebrado que había aplaudido el asesinato del gran poeta Federico García Lorca “por maricón”, admite que los contenidos fascistas que se introducen en las redes sociales son impunes, a diferencia de los homófobos.
La sentencia desentraña las claves mistificadores de la modernidad que, como uno de esos grandes agujeros negros de las galaxias, lo devora todo. A García Lorca no lo mataron “por maricón” sino por ser republicano y antifascista. Los que 80 años después siguen enterrados en las cunetas de las carreteras, no fueron asesinados por su conducta sexual, porque el sexo no es el motor de la historia.
Hoy los jueces pueden admitir mensajes fascistas en las redes sociales, mientras los homófobos constituyen delito. Los “bobos” les siguen la corriente: se centran en aquellos aspectos de la realidad que encubren los otros, a saber, el fascismo y las clases sociales.
(*) https://www.eldiario.es/tribunaabierta/esperanza-LGTBI-frente-ultraderecha_6_843475655.html

Más información:

– https://mpr21.info/2018/11/casi-todos-los-bobos-votan-podemos.html
– La degeneración política del eco-pacifismo
 

comentarios

  1. Buen artículo y necesario.Además, estos colectivos defienden una concepción de la historia en la que el hombre ha sido siempre un privilegiado y las mujeres oprimidas, es decir, no consideran la lucha de clases como motor de la historia sino la lucha de géneros.En mi opinión, no hay nada peor que no desmarcarse de estos colectivos para las personas y organizaciones que se dicen "marxistas"

  2. Totalmente de acuerdo.
    Se queda corto.
    Ojo con los discursos socialmemócratas, tontiprogres y gilibertarios de corte:
    – feminista, que acaban defendiendo, por ejemplo, que las niñas tengan el mismo derecho a ser reinas que los niños …
    – pro-LGTB, que terminan apoyando o, como mínimo, justificando que un gay acabe explotando laboralmente a otro gay …
    – anti-derecho de autodeterminación, que, con la excusa de que es la burguesía la que promueve ese derecho, acaban defendiendo que un estado monárquico profranquista someta por la fuerza a una nación que quiere proclamar una República …
    – antixenófobo, que promueven la apertura de fronteras a inmigrantes pero NO ATACAN la raíz del problema: la miseria que el sistema capitalista genera en esos países e incluso en muchos casos DEFIENDEN el imperialismo de la OTAN que lo impone a sangre y fuego y les hace huir de sus países …
    La creación de sucedáneos para no hablar de los conceptos clase, explotación o plusvalías es incesante…
    ¿Hay que ser solidario con mujeres, gays, independentistas e inmigrantes ?
    Rotundamente SÍ:
    – con las mujeres y LGTBs que NO DEFIENDAN la explotación a otros seres humanos,
    – con quienes quieren separarse de un país OPRESOR y
    – siendo COHERENTE respecto al problema migratorio y posicionándose TAMBIÉN contra el imperialismo.

    1. Muy de acuerdo. De hecho, de lo que no se enteran los posmos es que la lucha de género y de clase van UNIDAS, porque la mayoría de trans, gays y lesbianas son CLASE OBRERA.

  3. Alucinante que los militantes LGTB quieran aparecer como antifascistas. OJO. Hablo de su militancia política, no del uso que cada uno haga de sus genitales, que es asunto suyo y no debería ser de interés público). Fue la ultraderechista Cifuentes (la que se pasó varios años reventandonos a hostias) quien les hizo su ley LGTBfascista discriminatoria en Madrid y los forró de pasta de nuestros impuestos. El ultraderechista Gallardón les hizo las leyes del odio. Censura y discriminación al canto. Si estudiamos la historia descubriremos hechos muy curiosos. El porcentaje de homosexuales en el partido nazi era altísimo e incluia al propio Ernst Rohm, el jefe de los camisas pardas. También abundaban entre el clero mas reaccionario, las beatas franquistas, las falangistas de la sección femenina y las funcionarias de prisiones. Tanto Hitler como Franco suscitaron un apoyo mayoritario entre las mujeres, pero no entre los hombres. Las feministas italianas apoyaron unánimemente a Mussolini, que fue uno de los pioneros del "lenguaje inclusivo". Las cosas no han cambiado nada desde entonces. Tanto feministas como militantes LGTB siguen en el mismo lado de la trinchera; apoyando a un estado cada vez mas totalitario y criminal en la destrucción de los derechos humanos (libertad de expresión, igualdad ante la ley, presunción de inocencia), la represión policial y el adoctrinamiento, aportando un relato que haga la implantación del fascismo posible. La única diferencia es que ahora dicen que son de izquierdas, aunque nunca se les oye hablar de igualdad económica, el estado les deja blandir la porra y les forra a pasta y están todo el día en la tele. …Y dicen que viene el fascismo, Me parto. Si llevan 15 años siendo su justificación y sus tropas de choque.

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