Elvira Nabiullina, directora del Banco Central |
Por la cuantía de sus activos, Iugra hacía el número 29 dentro del escalafón de los 600 bancos que existen en Rusia, de los que la mitad han sido cerrados desde que en 2013 llegó Elvira Nabiullina a la dirección del Banco Central con la misión de sanear la banca privada.
En varias ocasiones, Nabiullina ha exigido que los casos más graves de fraude bancario se pasen a los tribunales y se endurezcan las penas a los financieros por malversación de caudales.
A comienzos de julio Nabiullina puso a Iugra bajo una estricta tutela pero, finalmente, cerró el banco, al que no quiso rescatar por los elevados importes que hubiera supuesto para los presupuestos públicos.
Quien dirigía el banco “de facto” era Alexei Jotin, un capitalista que utilizaba el banco para captar dinero para sus propios negocios. La crisis del capitalismo en Rusia, que sólo en parte procede de las sanciones económicas, generó una situación muy inestable.
Para compensar la reducción de ingresos procedentes de las exportaciones de petróleo y gas, el gobierno dispone de un fondo extraordinario superior a los 10.000 millones de dólares, que no serán suficientes, ni siquiera si el embargo se levanta y el precio del petróleo sigue subiendo.
El cierre de la mitad de los bancos rusos demuestra su naturaleza especulativa. Los mayores perjudicados son las empresas que, a diferencia de los particulares, no tienen sus depósitos garantizados.
El resto encuentra cada vez más dificiltades para operar en los mercados internacionales a causa del embargo, que afecta al sistema de pagos Swift. El gobierno ruso trabaja en un proyecto que, por un lado reforzará las monedas virtuales, en las que son pioneros, y por el otro, en crear un sistema alternativos de pagos.