Karl Liebknecht |
Era la primera que tenía lugar desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial. Cuando Karl Liebknecht se enteró de la convocatoria, envió desde la cárcel en Alemania una carta de saludo a la conferencia:
“No puedo estar allí porque me encuentro encarcelado y encadenado por el militarismo. Aún así, mi corazón, mi mente y todo mi espíritu están con ustedes.
Tienen dos tareas solemnes ante ustedes, una se desprende del deber y la otra desde el sagrado entusiasmo y la esperanza:
Un ajuste de cuentas inexorable con los desertores y traidores de la Internacional en Alemania, Gran Bretaña, Francia, y el resto del mundo.
Comprensión mutua, aliento y el estímulo para aquellos que son fieles a su bandera y han decidido no ceder una pulgada al imperialismo internacional, aun al precio de ser suprimidos. Y orden en las filas de quienes que estén decididos a aferrarse, mantenerse firmes y luchar con los pies firmemente plantados sobre las bases del socialismo internacional.
Los principios de nuestra actitud hacia la guerra mundial se pueden explicar brevemente como un caso especial de nuestra visión del orden social capitalista. En pocas palabras, espero que todos nosotros estemos unidos en esto.
La tarea es, sobre todo, establecer las conclusiones prácticas que se derivan de estos principios, y hacerlo sin vacilaciones en todos los países.
¡No a la paz civil! ¡Sí a la guerra civil!”
La idea de la reunión partió de los socialistas italianos, que no habían logrado reunir a la Segunda Internacional para que condenara la guerra como un choque entre los propios imperialistas.
La Segunda Internacional traicionó al movimiento obrero y tomó partido por la burguesía, el imperialismo y la guerra. Falló en el momento decisivo y el hilo de la continuidad revolucionaria con Marx y Engels quedó cortado. Había muerto, aunque nadie extendiera un certificado de defunción.
Frente a ella, en Zimmerwald no se logró una postura unitaria, abriéndose dos posturas. La mayoritaria es la típica de los reformistas que se niegan a romper con el imperialismo y quieren cambiar las cosas “desde dentro”. Eran pacifistas que querían resucitar la Internacional para lograr la paz.
La minoritaria eran los “derrotistas”, encabezados por Lenin, que consideraban que la Internacional estaba agotada y querían crear una nueva, enfrentada a la guerra y que llamara a reconvertirla en una guerra revolucionaria contra la burguesía.
Zimmerwald fue la primera repuesta de amplitud internacional del proletariado ante la matanza de los campos de batalla, ante la inmunda carnicería en la que el capital obligaba a participar a las masas de toda Europa.
Mientras el reformismo colaboraba con la burguesía en la gran matanza, el movimiento obrero empezó a levantarse. En Gran Bretaña, en febrero de 1915, comienzan las primeras grandes huelgas de la guerra. Al mismo tiempo estallan en Alemania los primeros motines contra el hambre, organizados por mujeres obreras que protestan contra el racionamiento.
La conferencia de Zimmerwald está llena de enseñanzas para la actualidad. La única diferencia es que la guerra imperialista aún no ha alcanzado a quienes duermen un sueño profundo y quieren adormecer a los demás. Son parecidos a aquellos reformistas que no se atreven a romper y que, finalmente, querrán llevar a las masas a nueva carnicería en nombre de la patria y de su defensa.
Ahí le duele. Por ahí las veo venir yo y me temo que lo van a conseguir. Será su forma de resolverse muchos problemas y perdurar el sistema capitalista en pro de unos pocos que lo detectan casi todo. ¿Y qué hacer para impedirlo? Yo rezar no sé y menos que a nadie a eso dado en llamar pueblo (asco y náusea me da irremediablemente, lo confieso honestamente y sin sonrojo, sin por ello llegar a un odio generalizado en contras de la cosa, que todavía conservo capacidad de discernimiento). Chau, amigos y si queréis un líder y comenzar a formar ese partido que preconizo para hacernos con la situación, ved en mi blog: goo.gl/t7z3Ke mis "Propuestas Políticas para la Construcción del Futuro" y pongámonos a ello (en primer lugar tocaría poner las mesas para recoger partidarios para nuestro proyecto). Chau, chau
Opino que hoy el sistema ha tomado tanta fuerza que enfrentarlo por las armas sería un error, pues manejando todos o casi todos los recursos del planeta, aplastaría a cualquier resistencia.Me inclino mas por el boicot, desebediencia civil o como mucho las guerrillas.