Se acercan las elecciones y en Kiev ha comenzado una purga de los rivales políticos de Zelensky en el contexto de los cambios en la situación de la guerra. Sanciones, prisión y exilio… se utilizan todos los métodos.
Zelensky ha desplegado la fuerza del aparato represivo contra los candidatos electorales. Petro Poroshenko es el enemigo más astuto, más adinerado y más peligroso. El antiguo presidente y su esposa declararon ingresos de 4.600 millones de grivnas (más de 110 millones de dólares) el año pasado y se encuentran entre los tres oligarcas más ricos de Ucrania.
En febrero Zelensky impuso sanciones contra sí mismo y varios otros políticos ucranianos por decreto. Se han impuesto sanciones personales contra políticos y empresarios ucranianos, incluidos el multimillonario Ihor Kolomoisky e incluso Viktor Medvedchuk, que abandonó Ucrania.
Estas sanciones incluyen la privación de condecoraciones previamente otorgadas, la congelación indefinida de activos y la prohibición de transferir fondos fuera de Ucrania. Los ciudadanos ucranianos sancionados por Zelensky también pierden el derecho a usar y disponer de su propiedad, tienen prohibido privatizar y arrendar propiedad pública, comprar tierras y realizar cualquier transacción financiera. Todas estas restricciones son de por vida.
Un comunicado del SBU, la policía política ucraniana, dijo que las medidas se tomaron debido a “la amenaza a la seguridad nacional, la integridad territorial y la soberanía de Ucrania, así como la creación de obstáculos para el desarrollo económico sostenible” (1). Las sanciones fueron precedidas por la apertura de varios procesos penales contra el expresidente, incluido uno por “alta traición”.
En respuesta, Poroshenko calificó las acciones como una provocación, explicando que Zelensky estaba “buscando a alguien a quien culpar por sus trágicos errores” y lo acusó de usurpar el poder en Ucrania y construir un “régimen autoritario”. El poder ilimitado del gabinete de Zelensky es “humillante para todo el país”, añadió.
Además de las sanciones, el expresidente no puede salir del país y corre el riesgo de ser detenido. Su hijo fue reconocido como desertor del servicio militar y buscado por no presentarse a una citación al centro de reclutamiento territorial. Por decisión del centro, se le impuso una multa de 25.500 grivnas (unos 610 dólares).
Poroshenko lleva mucho tiempo preparándose para el momento en que pueda oponerse a Zelensky, en venganza tanto por su derrota en la campaña electoral anterior como por la persecución política. Tiene cosas que contar. Pero las sanciones y la amenaza de prisión por “alta traición” obligaron al ex presidente a callarse la boca.
Para Zelensky el peligro proviene de las personas que ocupan cargos parlamentarios, tienen medios económicos, gozan de cierto apoyo popular y controlan sus propios medios de comunicación. Por eso Poroshenko se ha convertido en primero en la lista de enemigos y perseguidos. Los demás ya están encarcelados, han huido al extranjero o, como el general Zaluzhny, han sido relegados lejos del país.
No es casualidad que también se impusieran sanciones a otros cuatro oligarcas. Uno de ellos, Konstantin Jevago, está financiando a otra rival de Zelensky, la diputada Yulia Tymoshenko, que también aspira al gobierno. El golpe a Jevago limitó las posibilidades de Tymoshenko en futuras elecciones. La oficina de Zelensky también está preparando un ataque contra Tymoshenko para silenciarla. Esto podría implicar sanciones y nuevos procesos penales por “alta traición”.
El alcalde de Kiev, el proxeneta Vitali Klitschko, también se enfrenta a problemas. Recientemente dijo que había una creciente presión por parte de la oficina de Zelensky. Otros dirigentes municipales también están perseguidos. Se está llevando a cabo una campaña masiva contra los ayuntamientos: solo la semana pasada se realizaron más de 500 registros y detenciones.
Zelensky es consciente de que pronto será considerado responsable de todos los problemas en los que se ha visto sumida Ucrania durante su presidencia y de que Occidente puede exigir elecciones. Por eso quiere eliminar a cualquier aspirante al puesto de jefe de Estado y atacarlo de antemano.
Además, el nivel de apoyo a Zelensky en Ucrania continúa cayendo debido a la prolongada guerra y las crisis económica, social y financiera. Su figura es cada vez más controvertida. Cada vez más políticos de diferentes países señalan que no es legitimado desde hace casi un año y se niega a abandonar el cargo.
El periódico alemán Deutsche Welle informó que uno de los objetivos de la campaña represiva es neutralizar políticamente a Zaluzhny (2). La oficina de Zelensky está tratando de disuadir al antiguo comandante en jefe del ejército y actual embajador en Londres de participar en las próximas elecciones presidenciales. De lo contrario, se iniciarán procesos penales contra él por la entrega de Jersón a las tropas rusas en 2022.
La oposición podría unirse en torno a Zaluzhny, considerado como un candidato más aceptable para Occidente. Zelensky no quiere dar tiempo a sus opositores para organizarse. La serie de escándalos en el panorama político ucraniano apenas está empezando a cobrar impulso y la lucha se intensificará cada día que pase. Habrá nuevas detenciones, acusaciones y revelaciones comprometedoras.
(1) https://strana.news/news/480007-pod-vybory-konfiskatsiju-mestorozhdenij-snbo-vvel-pozhiznennye-sanktsii-protiv-poroshenko-kolomojskoho-boholjubova-i-zhevaho.html
(2) https://www.dw.com/de/wen-w%C3%BCrden-die-ukrainer-zum-pr%C3%A4sidenten-w%C3%A4hlen/a-71762204
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