YouTube ha censurado los vídeos de los usuarios que afirman que las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos fueron fraudulentas (*).
A medida que la censura arrecia, los pretextos se van ampliando. Los vídeos que comentan las elecciones no ponen en peligro la salud, ni incitan a la violencia, ni al odio. Tampoco engañan a los votantes porque ya han votado.
La filial de Google borra los vídeo porque son falsos. Las elecciones han sido limpias y hay que pasar página. La red social no puede dejar que la espada de Damocles penda sobre el nuevo gobierno de Biden de forma permanente. Nadie va a poder afirmar que las decisiones del nuevo gobierno se fundan en unas elecciones ilegítimas.
Es una toma de partido de la filial de Google: lo que valió para Trump es intolerable para Biden.
La noticia no tiene que ver con uno (Trump) o con otro (Biden). Tampoco tiene que ver con las elecciones estadounidenses. Ni siquiera interesa confirmar que han sido fraudulentas. Lo realmente importante es que los poros de la libertad de expresión se cierran cada vez más estrechamente.
Durante cuatro años las grandes cadenas de intoxicación han asediado al mundo con informaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016 que auparon a Trump al gobierno, lo que abrió cuatro años de investigaciones de la fiscalía y del FBI.
Todo quedó en agua de borrajas, pero si no pudieron destituir a Trump, acabaron con quienes estaban destinados a implementar su política exterior, como el general Flynn.
La censura de YouTube sanciona el fracaso de esa política y el amplio sostén que los monopolios digitales prestan a la política demócrata, que es la punta del iceberg del apoyo del grueso de las grandes cadenas informativas, el Pentágono, la industria armamentista y las centrales de espionaje, como la CIA, es decir, el aparato del Estado.
“El 88 por ciento de los vídeos de los diez principales resultados de las investigaciones relacionadas con las elecciones proceden de fuentes de información autorizadas”, asegura YouTube para justificarse. Hay fuentes de información que están autorizadas y otras no lo están. Los usuarios sólo podrán ver las primeras, pero no las segundas.
Si esto ha podido ocurrir en relación a unas elecciones, debemos estar preparados para una avalancha de intoxicación en cuanto estalle una guerra, como la que actualmente acosa a China en cada uno de los mercados del mundo.
(*) https://blog.youtube/news-and-events/supporting-the-2020-us-election
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