La verdad es que desde el 20-D se han sucedido acontecimientos varios en el seno podemita de los que citaremos algunos:
1. Ada Colau y Mareas imponen a P. Iglesias el derecho a decidir como línea roja -de las que algo escribimos hace poco aquí mismo-: los podemitas mesetarios fingen alucinar al anteponerse este punto a la agenda social, argumento especioso al que se agarran cuando quieren escurrir el bulto en problemas más acuciosos, o al menos, prioritarios.
2. «Compromis» le dice al «Coletas» -dicho sin ningún afán peyorativo- que van por libre.
3. Discusiones internas dejan a Podemos descabezado en autonomías como Euskadi y La Rioja.
4. Colau en rueda de prensa anuncia una iniciativa política nueva.
5. Manuela Carmena -alcaldesa de Madrid- dice, o sugiere, que hay que gobernar con el PsoE (un partido, para ella, se supone que de «izquierdas», como, también se supone, lo es ella, postura con la que simpatizaría también Errejón, supuestamente, ya ven que todo es un suponer y un desvivirse que muero porque no muero, oiga) y desde la cúpula podemita -suponemos que desde el trotskista «anticapitalista» Miguel Urban, o no, o vaya usted a saber-, a la otrora prestigiosa jueza que les consiguió Madrid, con el apoyo del PsoE, favor con favor se paga-, se la dice que vuelva a sus labores y tricoteos más enriquecedores.
6. Tres cuartos de lo mismo con el ex-fiscal Jiménez Villarejo -que se ha ido por estar en desacuerdo con no arrejuntarse con el PsoE, aunque más bien es el PsoE el que, de momento, ha renunciado a la «fórmula portuguesa» (gobernanza entre alianzas de izquierdas, vamos a conceder quitando las comillas) que incluiría a Podemos-, usado cuando Podemos no era nadie y necesitaban personajes de prestigio y ahora tratan como un viejo con Alzheimer.
Como puede verse, los «antisistema» (qué risa, felisa) ya son mayores, ya son «casta». Y es que en una democracia burguesa, concedamos lo de «burguesa», y lo de «democracia» ni te cuento, donde a la suma de votos se le llama, significativamente, «caladero», y no porque te mojes o esté lloviendo, que posibilitan el acceso a los escaños, también llamados «poltronas», vienen los navajeos y el pisar la manguera de un bombero a otro, o sea, lo «normal» en una democracia «consolidada». Ya somos mayores o qué hay de lo mío.