A finales de 2012 el Ministerio del Interior creó una unidad especial de la policía que actúa sin ningún tipo de control y se dedica a espiar a los políticos independentistas catalanes. Se trata de buscar trapos sucios para airearlos luego ante los medios de comunicación, creando los correspondientes escándalos para consumo de los medios de comunicación.
La unidad está alojada en la Dirección Adjunta Operativa y se nutre de agentes de Asuntos Internos y de otra unidad denominada UPEC. Pero no son los únicos policías implicados en las maniobras contra Catalunya. Entre ellos también está el comisario Villarejo que trabaja solo y rinde cuentas directamente al ministro Fernández Díaz, un político que procede de los sectores unionistas más reaccionarios de Catalunya.
Es una guerra sucia contra el movimiento independentista, un chantaje permanente en el que gracias a la instrumentalización de la policía el gobierno de Rajoy maneja informes oscuros que vinculan a políticos de CiU, como el president de la Generalitat, Artur Mas, o al alcalde de Barcelona, Xavier Trias, con cuentas en Suiza y Liechtenstein. Las autoridades de esos países han negado esas informaciones.
No obstante, a pesar de que las pesquisas policiacas no han prosperado en los juzgados, las han filtrado a determinados medios de comunicación coincidiendo con momentos álgidos de la lucha independentista en Catalunya.
Esto viene de lejos. Tras su detención el agente del CNI al que la prensa llamó el «Pequeño Nicolás» ya vinculó a Villarejo con el dispositivo policial secreto en Catalunya. Ante Asuntos Internos, el joven aseguró que el comisario debe 200.000 euros a Javier de la Rosa, condenado por el caso KIO, dentro de un pago de 400.000 a cambio de que el empresario tirara de la manta en las investigaciones contra la familia Pujol. A finales de 2012 De la Rosa se presentó «voluntariamente» en las oficinas de la UDEF para declarar que había ayudado a Jordi Pujol a abrir una cuenta en Suiza.
Ante la misma unidad policial también declaró Victoria Álvarez, la antigua novia del hijo de Jordi Pujol. Álvarez había sido invitada el mes anterior a revelar los asuntos turbios del hijo de Pujol a través de unos SMS intercambiados con Jorge Moragas, jefe de gabinete de Rajoy. La mujer recibió la visita de dos policías en Barcelona tras sus conversaciones con Moragas y semanas después viajó en tren a Madrid. En la estación fue recibida y conducida hasta el complejo policial de Canillas por Rafael Redondo Rodríguez, o sea por el abogado y socio de Villarejo.
Ahora la pregunta es: ¿por qué Asuntos Internos, un unidad dedicada a investigar a los policías, se encargó del interrogatorio del «Pequeño Nicolás» la respuesta es que Villarejo está en guerra con el jefe de Asuntos Internos, Martín Blas-Aranda, y ha logrado el cese de este último, es decir, que la guerra la ha ganado Villarejo porque es quien tienen mejores padrinos.
En la misma lista de condecorados con la medalla pensionada de Villarejo estaba José Luis Olivera, el comisario al que Fernández Díaz ha encumbrado como el policía con más información del país, director del nuevo CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado) y que en tiempos del PSOE fue jefe de la UDEF y, por tanto, máximo responsable del Caso Gürtel. También figura el citado Marcelino Martín Blas-Aranda. Ambos viajaron el 29 de octubre de 2012 a Barcelona para convencer a los fiscales anticorrupción, sin éxito, de que había que registrar en plena campaña electoral la sede de CDC en el marco del Caso Palau. Ninguno de los dos estaba vinculado con la investigación. ¿Por qué metían las narices en algo que no era de su competencia?
Junto a Villarejo, Olivera y Martín Blas-Aranda, fue condecorado también con la medalla roja Enrique García Castaño, el comisario antiterrorista que acompañó a Villarejo en la cita con González en la Puerta del Sol.