La destrucción es consecuencia del empleo del nuevo armamento electromagnético por parte del ejército de Estados Unidos, como ha denunciado Maduro (1).
El ejército de Estados Unidos descubrió las armas electromagnéticas a finales de la década de los cuarenta, cuando explotaron una bomba atómica a gran altura (2). En la URSS las primeras investigaciones sobre este nuevo tipo de armas las llevó a cabo el físico Andrei Sajarov, premiado luego por la Unión Europea por su “pacifismo”.
El fenómeno físico conocido como EMP o “pulso electromagnético” se basa en un principio muy conocido: un campo magnético causa una corriente eléctrica en los cuerpos conductores que atraviesa. Si son importantes, pueden interrumpir o incluso destruir todos los sistemas electrónicos en un radio de varios kilómetros.
Los científicos a sueldo del Pentágono se pusieron a desarrollar un arma destinada a sustituir a las bombas atómicas y por eso al principio se comenzaron a llamar “bombas electrónicas” o bombas HPM (High Power Microwave).
En la jerga militar las llaman “barril de cerveza” (beer cans) y la califican como “un arma limpia de destrucción masiva” porque son inocuas para los seres humanos (o eso dicen, al menos).
Para generar un campo magnético, las nuevas armas no utilizan explosivos sino un generador de microondas de alta potencia, un descubrimiento que se obtuvo al observar que los aparatos electrónicos no funcionan cerca de un radar potente.
Un “barril de cerveza” tiene una potencia de 10.000 megawatios y es capaz de destruir cualquier central eléctrica o nuclear. Los más conspiranoicos aseguran que fue uno de esos barriles el que destruyó en 2001 la fábrica AZF de Toulouse, la mayor catástrofe industrial que ha conocido Francia, con 31 trabajadores muertos y 12.000 heridos.
Si se detienen un momento a reflexionar se darán cuenta de que la explosión coincide en el tiempo con las voladuras, más famosas, de las Torres Gemelas de Nueva York. Ambas tienen común una retahíla de hipótesis y literatura, a cada cual más rocambolesca para los que gustan de ese tipo de acontecimientos.
Los ejército más avanzados del mundo protegen sus equipos e intalaciones con una especie de “jaula de Faraday” para evitar su destrucción, lo que no ocurre con instalaciones civiles, como las saboteadas en Venezuela.
El ejército estadounidense ya utilizó bombas electromagnéticas en 2003 para destruir las instalaciones subterráneas de Saddam Hussein durante la Operación Tormenta del Desierto.
Las bombas electromagnéticas tienen como objetivo cualquier sistema electrónico, de telecomunicaciones, transportes ferroviarios, aviones, tanques…
(1) http://albaciudad.org/2019/04/maduro-en-venezuela-se-ensayan-nuevas-armas-ciberneticas-y-electromagneticas-para-lograr-un-cambio-de-regimen/
(2) Carlo Koop, The electromagnetic bomb: a weapon of electronic mass destruction, http://ausairpower.net/ASPC-E-Bomb-Mirror.html