La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a un guardia civil de Ceuta a un año de prisión por formar parte de una red de tráfico de drogas. El cometido del guardia civil, natural de Melilla pero destinado en Ceuta, era preparar las lanchas donde se transportaba la droga.
La sentencia se impone por un delito cometido en 1999 en el que estaban implicadas siete personas -cuatro de ellas ceutíes- por formar una organización de tráfico de sustancias estupefacientes.
Los cabecillas de la red han sido condenados a un año y diez meses de prisión mientras que el guardia civil ha sido condenado a un año de cárcel y 600.000 euros de multa como cómplice de la red ilegal.
Los hechos ocurrieron el 8 de noviembre de 1999 y en el transcurso de la operación los acusados desembarcaron 578 kilos de hachís en una playa de Algeciras (Cádiz), siendo detenidos por la Policía Nacional.
El guardia civil detenido preparaba los motores y las lanchas en las que se transportaba la droga desde Marruecos o Ceuta a las costas peninsulares.
La condena contra un guardia civil es la segunda que se produce esta semana cuando el Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta dictó una sentencia condenatoria de un año y dos meses de prisión para otro guardia civil de Ceuta, detenido con 197 gramos de resina de hachís en su poder, por un delito contra la salud pública.
El guardia fue detenido en junio de 2010 por agentes antidroga de la Compañía de Ceuta cuando desembarcaba en la ciudad procedente de Algeciras (Cádiz) con 197 gramos de hachís en su poder, según la sentencia.
Lo mismo ha ocurrido en Ciudad Real, cuya Audiencia Provincial ha condenado a dos hombres, uno de ellos un guardia civil destinado en el cuartel de Almadén, por tráfico de drogas. La pena es de sólo dos años y medio de cárcel por la comisión de dos delitos.
El primer condenado, un civil, aceptó los hechos durante el juicio ya que le incautaron 144 gramos de cocaína, mientras que el guardia civil destinado en Almadén ha sido condenado a dos años y medio de cárcel por dos delitos, el primero de complicidad en el tráfico de drogas y otro más por revelación de información relevante.
Los hechos se remontan a diciembre de 2007, cuando los vecinos de la localidad presentan varias denuncias contra un grupo de delincuentes del que formaban parte otra serie de personas que también han sido condenadas ya por estos hechos en ocasiones anteriores.
El guardia civil, al que unía su común afición a la caza con varias personas del grupo, se dedicaba a avisar al resto de las actuaciones de sus compañeros del cuerpo para evitar que fueran detenidos en la operación que se había puesto en marcha.