Esta semana el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, ha comentado la retirada de Estados Unidos del Tratado INF sobre armas nucleares de alcance medio, asegurando que es una forma de reunir una fuerza militar contra China.
El 21 de agosto ante la cadena Fox, Esper dijo: “Queremos asegurarnos de que tenemos la capacidad, como deberíamos, para desalentar el mal comportamiento de los chinos… China es la prioridad número uno de este departamento. Se describe en la estrategia de defensa nacional, por qué pensamos que es un competidor estratégico a largo plazo y está llevando a cabo una campaña de maximización, si se quiere, en todo el teatro indopacífico, política, económica y militarmente”.
Hay un “cambio planificado” de un “conflicto de baja intensidad que ha durado 18 años, a conflictos de alta intensidad contra competidores como Rusia y China”, añadió Esper.
Mientras Estados Unidos llevaba a cabo ejercicios militares en el Pacífico a las puertas de China a un ritmo acelerado desde el anuncio del “viraje hacia el este” de Obama en 2011, Pekín no ha permanecido de brazos cruzados.
En respuesta a la amplia gama de infraestructuras militares que el Pentágono está construyendo en la frontera china, Pekín ha respondido revelando tecnologías avanzadas de misiles antibalísticos, incluidas armas hipersónicas para contrarrestar la amenaza estadounidense. Gran parte de la respuesta defensiva de China incluye el sistema ruso de defensa de misiles SS-400, también adoptado por India, Turquía, Siria y Emiratos Árabes Unidos como un sistema unificado que hace que los sistemas THAAD y ABM de Estados Unidos queden obsoletos.
Los generales estadounidenses temen que China esté construyendo una base naval conjunta en la provincia de Preah Sihanouk, en Camboya, lo que le daría a China un fácil acceso a las aguas costeras del Golfo de Tailandia y el Mar de China Meridional.
La impotencia militar de Estados Unidos frente a las nuevas tecnologías avanzadas reveladas por Rusia y China se puso de manifiesto en un reciente informe publicado por el Centro de Estudios de Estados Unidos de la Universidad de Sydney, en el que se afirmaba que “América ya no goza de la hegemonía militar en la región Indopacífica y su capacidad para mantener un equilibrio de poder favorable es cada vez más incierta”. Refiriéndose a las avanzadas armas antiaéreas de China, el informe afirma que “los sistemas chinos de contraintervención han socavado la capacidad de Estados Unidos para proyectar su poder en la región del Indopacífica”, lo cual podría hacer que las fuerzas estadounidenses se quedaran sin poder desde las primeras ocho horas de conflicto, según los autores del informe.
En lugar de utilizar esta información para proponer una nueva doctrina de seguridad basada en la cooperación, como China ha propuesto en repetidas ocasiones, los autores del informe se unen al mundo imaginario de Esper para pedir una estrategia de “defensa colectiva” similar a la de la OTAN del Pacífico, que permitiría a todos los aliados de Estados Unidos en el Pacífico unirse a una alianza militar antichina y aligeraría la carga que recae sobre Estados Unidos, que no es capaz de soportara por sí solo una guerra en la región.
Sabemos que esta OTAN del Pacífico ha sido objeto de debate durante algún tiempo y que en mayo de este año fue el centro de unos ejercicios navales entre Estados Unidos, Australia, Japón y Corea del Sur, durante los cuales 3.000 soldados, dos destructores japoneses, un destructor surcoreano y dos fragatas australianas participaron en su primer ejercicio de guerra conjunto. Esta perspectiva también sirvió de base para el ejercicio naval de agosto organizado por Malasia, Estados Unidos, Nueva Zelandia y Australia en Guam. Estados Unidos tiene 54.000 soldados en Japón y 28.000 en Corea del Sur.
Cuando en julio de este año China y Rusia realizaron su primera patrulla aérea conjunta de largo alcance en la región de Asia y el Pacífico, Corea del Sur y Japón lanzaron sus aviones de combate para interceptar aviones chinos y rusos, y Corea del Sur disparó cientos de tiros de advertencia. Con el apoyo de Estados Unidos, los dos países asiáticos gritaron alto y claro (y sin pruebas) que su espacio aéreo había sido violado.
En respuesta a los comentarios de Esper y al informe australiano, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino declaró: “China está firmemente en el camino del desarrollo pacífico y nuestra política de defensa nacional es de naturaleza defensiva”. Pero China ha ido más allá al proporcionar un marco para la cooperación en el marco de la iniciativa de la Nueva Rutas de la Seda, que ofrece soluciones diplomáticas a las tensiones geopolíticas mediante estrategias de desarrollo económico.
No sintiéndose cómodos en el fuego cruzado de un intercambio nuclear, Japón y Corea del Sur también llegaron a crear un nuevo acuerdo de cooperación trilateral con China el 21 de agosto, basado en “proyectos de intercambio de próxima generación en tres países… Esperamos discutir futuras asociaciones y asuntos regionales, incluyendo Corea del norte”. El acuerdo también permite la inversión internacional conjunta en todos los países que operan bajo la Nueva Ruta de la Seda. Juntos, estos tres países representan más de la cuarta parte de la productividad mundial.
Rusia y China han cambiado las reglas del juego en multitud de niveles y pueden reaccionar con suficiente fuerza ante cualquier ataque a su suelo, gracias a la última generación de armas cuyas consecuencias irán más allá de lo que los teóricos occidentales encerrados en su torre de marfil puedan imaginar.
El barco de la historia del mundo ha cambiado de rumbo y se ha alejado de los rápidos de la guerra y el colapso económico, ya que la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda alcanza proporciones inimaginables hace unos años, y los próximos meses serán decisivos, ya que Occidente está mirando hacia dentro y debe decidir qué futuro planea tener.
https://www.fort-russ.com/2019/09/america-loses-asia-pacific-as-full-spectrum-dominance-continues-to-fail/