Hoy el Frente Al-Nosra se presenta a sí mismo como un grupo sirio local que surgió en 2011 de la Primavera Árabe. Lo que sus dirigentes quieren poner de manifiesto es que ellos son sirios, mientras que los del Califato Islámico son irakíes.
Al-Nosra aspira a agrupar a los sunitas sirios, la mayoría de la población, frente a los alevitas que gobiernan en Damasco y a los chiítas iraníes, irakíes y libaneses (Hezbollah). Como su nombre indica, quieren agrupar a las fuerzas armadas, a las políticas, a las organizaciones de solidaridad y a los movimientos sociales de Siria.
La dirección es una “shura” o consejo en el que participan tanto autoridades religiosas como militares, el principal de los cuales es Abu Mohamed Al-Julani. En el consejo hay al menos tres dirigentes de Al-Qaeda enviados por Ayman Al-Zawahiri para implementar la estrategia de su filial en Siria.
Además, dispone de un mando militar centralizado que imparte las directrices a los comandantes de cada frente, quienes tienen una cierta autonomía a escala local. En Siria hay al menos cinco comandantes, más otro en Líbano. Además de dirigir las operaciones militares sobre el terreno, estos comandantes se encargan del reclutamiento, la formación militar, el adoctrinamiento de los milicianos, el gobierno local y el mantenimiento del orden en su territorio.
La diáspora de la oposición siria
El Frente Al-Nosra combate junto a otros pequeños grupos y facciones islamistas, incluido el llamado “Ejército Libre de Siria”. Es mayoritario en el noroeste de Siria, así como en el frente de Alepo.
En Líbano recluta voluntarios en los campos de refugiados y las poblaciones sunitas de Trípoli el valle de la Bekaa, donde han llevado a cabo operaciones espectaculares contra Hezbollah y el ejército libanés.
En las regiones bajo su dominio, el Frente Al-Nosra aplica una versión rigorista de la “shariá”, aunque no tanto como el Califato Islámico. En un mensaje de audio, el máximo dirigente de Al-Qaeda, Ayman Al-Zawahiri, ha condenado al Califato Islámico comparándolo con Jawarij, un grupo islámico rebelde del siglo VII conocido por su brutalidad contra otros musulmanes considerados como “apóstatas”.
No cabe duda de que Al-Nosra es el máximo beneficiario de la guerra de Siria. Al concentrarse el foco de atención sobre el Califato Islámico, tanto su caída como de la del gobierno de Damasco le pueden beneficiar. También es el principal escollo de todas las conversaciones de paz, a las que se opone totalmente si no empiezan por la caída de Bashar Al-Assad del gobierno.
Con el apoyo de Estados Unidos, la posición del Frente en la guerra de Siria llegó a ser envidiable, cuando el Califato Islámico se convirtió en el protagonista, hasta que todo cambio tras el inicio de los bombardeos aéreos rusos.
Opción 1: crear otro califato islámico
Ahora se le plantean tres opciones. La primera es crear otro califato, lo que supondría un cambio en la estrategia de Al-Qaeda y, además, forzaría otros grupos de la oposición a hacer lo mismo.
En un mensaje de audio, Al-Zawahiri dice que está orgulloso del trabajo del Frente en la guerra de Siria y de su conexión con Al-Qaeda. En dicho mensaje anuncia su apoyo al Frente para crear su propio califato y encomienda al máximo dirigente, Abu Mohamed Al-Julani la dirección del mismo: “En varias ocasiones hemos mencionaado que si los pueblos de Al-Sham [Siria] son yihadistas virtuosos y combativos, establecen un gobierno musulmán y eligen su propio imán, su elección es la nuestra”.
Es un serio desafío para el Califato Islámico. El califato de Al-Nosra podría convertirse en el primer Estado soberano de Al-Qaeda, por lo que en Oriente Medio aparecerían dos Estados islámicos distintos en competencia por el territorio y por la influencia.
Opción 2: abandonar Al-Qaeda
La segunda opción es abandonar Al-Qaeda. Los países del Golfo, especialmente Qatar, podrían convencer a los dirigentes del Frente para que abandonen Al-Qaeda y se disuelvan a cambio de dinero. Otros grupos terroristas continuarían la guerra directamente bajo las banderas de Al-Qaeda.
Por buenas que sean sus mutuas relaciones, las conversaciones entre Al-Nosra y Ahrar Al-Sham para crear un único ejército centralizado, siempre han fracasado. Ambos ya colaboraron en mayo del año pasado con otros grupos bajo la denominación de Jaish Al-Fatah, obteniendo importantes victorias en Idlib.
Ambos son grupos yihadistas. pero la diferencia entre Al-Nosra y Ahrar Al-Sham es que los primeros siguen fieles a Al-Qaeda y, por consiguiente, persiguen la yihad mundial, mientras los segundos se declaran nacionalistas y han formado parte de las conversaciones de Ginebra como parte integrante de la “oposición moderada”.
Ahrar Al-Sham ha exigido públicamente al Frente Al-Nosra que abandone Al-Qaeda: “Toda fusión, comprendida Al-Qaeda, es un daño a la revolución, perjudica al pueblo sirio y a la revolución, por lo que ninguna de las facciones en Siria llama a las demás a unificarse en el seno de una coordinadora de partidos extranjeros, pero nosotros llamamos a nuestros hermanos de Al-Nosra para que se desenganchen de Al-Qaeda, para que apoyen a Yihad Al-Shami en benficio de la revolución y se alejen de clasificación que nuestros enemigos pretenden”.
También Al-Nosra quiso averiguar si su desvinculación de Al-Qaeda hubiera supuesto la paralización de las operaciones contra sus milicianos y si eso sería suficiente para que el imperialismo apoyara al “ejército libre”. Llegaron a preguntar si de esa manera se acabarían los ataques contra la oposición.
Los países del Golfo también quieren que Al-Nosra abandone Al-Qaeda, aunque sólo sea formalmente. Pero el Frente ha optado por mantenerse a favor de la yihad mundial, entre otras cosas porque le garantiza una llegada permanente de dinero, reclutas y armamento.
Al-Nosra tiene una tercera opción: su alianza con el Califato Islámico. Aunque la rivalidad viene de atrás, ambas organizaciones comparten muchos elementos comunes, lo cual no les ha servido para coordinar mejor sus operaciones sobre el terreno.
Una de ellas fue el intento frustrado de liberar a Abu Ahmad Juma, dirigente de Liwa Fajr Al-Islam (Brigada del Alba del Islam). Juma fue capturado a finales de julio de 2014 por el ejército libanés cerca de la frontera con Siria. Sólo unos días después se produjo una cooperación de varias pequeñas unidades compuestas por decenas o, a lo máximo, centenas de milicianos cada una de ellas. Algunas eran fieles a Al-Nosra mientras que otras se declaraban partidarias del Califato Islámico.
En abril del siguiente año el Califato Islámico peneetró en el campo palestino de refugiados de Yarmuk, cerca del barrio de Hajar Al-Aswad, en Damasco, tomando el control del mismo casi en su totalidad. Jaysh Al-Islam dijo que ellos había impedido a Al-Nosra el acceso al campo y que fueron ellos los que permitieron que lo hiciera el Califato Islámico. En la región todos ellos colaboraban y se ayudaban hasta el punto de que una parte de los milicianos de Al-Nosra desertaron en favor del Califato Islámico.
En abril de este año Al-Zawahiri repitió un llamamiento a la unidad: “Queremos la unidad de los muyahidines de Sham [Siria], que será liberada de los rusos y los cruzados occidentales. Hermanos… la cuestión de la unidad es una cuestión de vida o muerte parea vosotros. Si no os unís y vivís como musulmanes con dignidad, os enfrentaréis y permaneceréis separados, acabando devorados por alguien”.
Hamza, el ahijado político de Osama Bin Laden, ha exhortado a los yihadistas sirios a unirse en otro mensaje de audio difundido por internet en el que asegura que la guerra de Siria abre la vía para la liberación de Palestina. La “umma” islámica se debería concentrar en la yihad de Ahrar Al-Sham y unir ahí las filas de los muyahidines. No hay excusas para los que insisten en la división y los conflictos “ahora que el mundo entero se ha movilizado contra los musulmanes”.
En su alocución el ahijado añade que Siria es el mejor campo de batalla que puede liberar Al-Quods, “hoy el camino para la liberación de Palestina es más corto que antes de la bendita revolución siria”.
Como consecuencia de sus retrocesos en Siria, tanto el Califato Islámico como el Frente Al-Nosra podrían abrir nuevos frente que distraigan a atención de sus fracasos en Siria e Irak. De esa manera podrían incrementar el reclutamiento de milicianos extranjeros.
Desde setiembre de 2014 las victorias de Al-Nosra en la provincia de Quneitra, al sur de Siria, y la campaña al occidente de Damasco han permitido abrir nuevas vías de infiltración en la región de Shabaa y el sur del valle de la Bekaa, en el Líbano. Poco después jugaron un papel central al derrotar al gobierno en las grandes ciudades de Nawa, Sheikh Miskin, al norte de Huran, y al sur de Damasco.
Las conexiones de los yihadistas con el ejército israelí
Un informe de la ONU de la primavera de 2014 detectó los contactos entre Israel y varios grupos yihadistas en la línea de alto del fuego del Golán, sobre todo tras los enfrentamientos entre el ejército regular y los yihadistas. El informe confirma que las fuerzas de la ONU vieron que los yihadistas transportaban 89 heridos a través de la línea de alto el fuego, en la zona ocupada por Israel.
La comunicación entre el ejército israelí y los yihadistas ha aumentaron antes del estallido del frente sur de Deraa y Quneitra en setiembre de 2015. La batalla por capturar Quneitra el 27 de setiembre estuvo precedida por la coordinación y las comunicaciones entre Abu Darda, jefe del Frente Al-Nosra, y el ejército israelí para abrir el camino al ataque.
Según un comandante del “ejército libre” que participó en esa batalla, el ejército israelí suministró a Abu Darda mapas de la zona fronteriza con los puestos estratégicos del ejército sirio en la zona sur.
Tanto el Califato Islámico como el Frente Al-Nosra son grupos terroristas salafistas sunitas. El Califato Islámico se presenta como una organización capaz de proteger a los sunitas contra el gobierno de Al-Assad, alineado con Irán, Hezbollah y los chiítas irakíes. Si El Califato Islámico es derrotado, el Frente Al-Nosra estaría dispuesto a a sumir esa misma función.
Una derrota del Califato Islámico aumentaría la capacidad y la fuerza de Al-Nosra. También podría conducir a la cooperación entre grupos que hoy están dispersos.