El submundo del espionaje, la vigilancia y el control evoluciona rápidamente, al ritmo que marcan el desarrollo de las fuerzas productivas y la privatización de los servicios públicos. Los Estados modernos se limitan a subcontratar las funciones derivadas del ejercicio del poder político a empresas particulares, y si no existen las crean.
Es el caso de Anomaly 6, una empresa privada de espionaje fundada por dos veteranos de la inteligencia militar estadounidense. La empresa introduce en secreto programas en cientos de aplicaciones muy comunes para obtener información sobre cualquier persona, en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento.
Anomaly 6 puede controlar simultáneamente unos 3.000 millones de móviles en tiempo real, el equivalente a una quinta parte de la población mundial. No hace falta añadir que este tipo de programas informáticos son completamente ilegales, con arreglo a las regulaciones nacionales e internacionales de protección de datos.
A pesar de su ilegalidad, la empresa vende sus programas informáticos a organismos públicos, como el Mando de Operaciones Especiales de Estados Unidos. Ahora ha recurrido a la empresa militar privada británica Prevail Partners, que participa en la Guerra de Ucrania, para comercializar su programa a diversas instituciones militares, de seguridad y de inteligencia occidentales.
Uno de los campos de acción de Anomaly 6 es la vigilancia de las transacciones que llevan a cabo personas, organizaciones y Estados a través de criptomonedas.
Desde el lanzamiento del bitcoin en 2009, el anonimato ha sido un principio absolutamente fundamental de las criptomonedas. La posibilidad de realizar y recibir pagos de incógnito a través de una plataforma segura y descentralizada, sin tener que abrir una cuenta bancaria nominativa ni siquiera interactuar con controladores financieros establecidos en ningún momento, fue un argumento de venta único para expandir su uso.
Los profesionales y aficionados a las criptomonedas se toman tan en serio el anonimato que las plataformas del sector se clasifican en función de su nivel de secreto. Muchos empresarios de criptomonedas, algunos de los cuales gestionan cientos de millones de dólares para clientes, llevan a cabo su actividad sin revelar nunca sus nombres ni ningún dato identificativo. Las empresas de capital riesgo han llegado a invertir importantes sumas en empresas de criptomonedas cuyos fundadores eran totalmente desconocidos, un hecho sin precedentes en el sector.
Pero en las nuevas tecnologías el anonimato no existe. Las centrales de inteligencia de todo el mundo pueden rastrear las transacciones de criptomonedas hasta su origen y así identificar a los usuarios mediante el seguimiento de los movimientos de los teléfonos inteligentes y los dispositivos de Internet de las Cosas (IoT), como Amazon Echo.
Anomaly 6 es otro ejemplo que derriba el mito del anonimato de las criptomonedas y tiene graves implicaciones para los particulares y los Estados que tratan de proteger su actividad financiera de las miradas indiscretas.
En junio del año pasado se destapó que el FBI había rastreado y recuperado 2,3 millones de dólares en bitcoins extorsionados por piratas informáticos a Colonial Pipeline en un ataque informático que logró bloquear los servidores de la empresa.
El FBI se negó a revelar cómo habían rastreado el destino de los fondos y cómo habían identificado a los propietarios finales de 23 cuentas de criptomoneda pertenecientes a DarkSide, el colectivo de piratas informáticos responsable del ciberataque. Pero en diciembre el director de la CIA, William Burns, en una conferencia del Wall Street Journal, reconoció que tenían “una serie de proyectos diferentes” para controlar los movimientos de criptodivisas.
Venezuela: castigar y vigilar
Hay una gran variedad de razones, totalmente legítimas, para procurar la confidencialidad de las transacciones financieras y evitar que los reguladores, los grandes bancos y los gobiernos vigilen lo que hace cada cual.
Los movimientos políticos y sociales de todo tipo en todos los rincones del planeta funcionan con criptodivisas, ya que les permite recibir apoyo financiero desde el extranjero sin dejar rastro de papel en ninguno de los extremos. A su vez, los movimientos políticos y sociales pueden enviarse dinero unos a otros y hacer compras en secreto, así como organizar eventos y construir redes de apoyo locales e internacionales, sin que las autoridades se enteren.
La criptomonedas han proporcionado un respiro vital a Venezuela, ya que las sanciones impuestas por Estados Unidos han privado en los últimos años tanto a su gobierno como a sus ciudadanos del acceso a los artículos de primera necesidad, como alimentos y medicinas. El valor de la moneda local se ha reducido casi a cero y las criptotransacciones ofrecen un salvavidas mediante el cual se pueden obtener bienes y servicios, eludiendo las restricciones a la importación y exportación.
Un informe de febrero de 2021 del relator especial de la ONU sobre el impacto de las sanciones estadounidenses en Venezuela dictaminó que eran un «castigo colectivo», y Caracas vivía con apenas el 1 por cien de sus ingresos previos a las sanciones. El pasado mes de marzo, Alfred de Zayas, antiguo experto independiente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, calculó que más de 100.000 venezolanos habían muerto como consecuencia de las sanciones.
Washington castiga con dureza a cualquier persona u organización que ayude a Caracas a eludir las restricciones. Aunque las medidas se han suavizado ligeramente tras el inicio de la Guerra de Ucrania, continúa el procesamiento en Estados Unidos del empresario colombiano Alex Saab, secuestrado en Cabo Verde en octubre de 2020, por vender alimentos al gobierno venezolano.
Saab podría sentarse pronto en el banquillo de los acusados. Anomaly 6 localizó la ubicación de la bolsa de criptomonedas del gobierno venezolano que gestiona Sunacrip, la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas, después de identificar dos dispositivos IoT.
Reconstruir el patrón de desplazamientos por medio del móvil
Analizando los datos generados en el sitio hasta el 1 de enero de 2020, Anomaly 6 encontró miles de señales emitidas por dispositivos IoT y teléfonos inteligentes. A partir de ahí, reconstruyó el patrón de desplazamientos de los dispositivos, en otras palabras, los lugares a los que viajaban los propietarios de los dispositivos. En total, indentificaron más de 593.374 puntos geográficos de referencia en Argentina, Colombia y Venezuela.
Del montón amorfo de datos, Anomaly 6 identificó un dispositivo con un patrón de movimientos único que, a su vez, indicaba un patrón de vida muy bien definido en Caracas y sus alrededores, aunque la empresa estaba más interesada en sus viajes a una determinada zona fronteriza con Colombia.
Anomaly 6 fue capaz de rastrear el dispositivo mientras volaba, lo que pone de relieve un aspecto único del conjunto de datos. El aparato realizó un viaje de menos de siete horas desde Caracas hasta San Antonio del Táchira. Con menos de 10 vuelos diarios de media al aeropuerto, no fue difícil elaborar un breve listado de personas de interés.
Históricamente, los venezolanos han utilizado las zonas fronterizas para recoger y entregar dinero en efectivo para eludir las sanciones. De esa manera obtenían las divisas que necesitaban.
La empresa también descubrió que un segundo dispositivo había viajado a Medellín, Colombia. Su patrón de desplazamientos indicaba que su propietario tenía conexiones con el entorno financiero.
Ambos dispositivos han sido localizados en la sede de Sunacrip.
El diablo da media vuelta
Anomaly 6 puede identificar a los usuarios moviles por su nombre, dirección e historial de viajes. Al vincular la señal del móvil de una persona anónima grabada en Corea del norte a una red de hoteles y escuelas, la empresaa detectó con precisión milimétrica su identidad, estado civil, dónde trabajaba y vivía, los nombres de sus hijos y las escuelas y universidades en las que estudian, entre otros datos.
Tanto a la policía como a los espías este tipo de artilugios les entusiasman y no les importa que estén prohibidos. Por eso en ciertos países unos y otros se han visto envueltos en polémicas recurrentes.
Durante muchos años la CIA aspiró grandes volúmenes de información sobre los ciudadanos del mundo entero con el pretexto de cortar las fuentes de financiación del Caliifato Islámico. El Senado de Estados Unidos ha criticado estas prácticas en la medida en que afecta a sus propios ciudadanos.
Ahora esto tipo de críticas ya no es posible porque esas actividades ilegales están subcontratadas a empresas privadas, como Anomaly 6. La CIA puede operar en su propio país, pero una empresa privada no tiene ningún tipo de limitaciones, ni necesita una autorización judicial.
Además, Anomaly 6 no sólo no se preocupa por violar los derechos fundamentales, sino que se jacta de ello porque necesita vender su mercancía. Por ejemplo, presume de espiar a enemigos, como Venezuela, pero también a los amigos, incluidos miembros de la red mundial de espionaje Five Eyes, y Francia y Alemania.
Hoy cada ciudadano del mundo es una persona de interés y no hay dato, por pequeño que sea, que no se pueda almacenar en una memoría digital, para luego recuperarla con sólo pulsar una tecla.
Kit Klarenberg https://www.mintpressnews.com/anomaly-6-surveil-crypto-users-highest-bidder/283036/