Un 30 por ciento de los refugiados que han llegado a Alemania y han solicitado el asilo político no son sirios, aunque se presentaron como tales, declaró ayer Tobias Plat, portavoz del Ministerio del Interior en una rueda de prensa convocada en Berlín.
No obstante, Plat aclaró que no se trata de una estadística sino de una estimación, por los datos no son precisos sino el resultado de la observación que han llevado a cabo los funcionarios de emigración y la policía federal.
El director de Frontex, la agencia europea de vigilancia de fronteras, Fabrice Leggeri, manifestó el 1 de setiembre que en Turquía se había detectado un incremento notable del comercio de pasaportes sirios falsificados para poder entrar en Europa y obtener el derecho de asilo.
La semana pasada el ministro federal de Interior, Thomas de Maizière, declaró que los responsables de la acogida de los refugiados veían a menudo pasaportes sirios falsificados, así como supuestos refugiados sirios que no era capaces de hablar árabe.
En realidad muchos de ellos ni siquiera son refugiados sino emigrantes africanos que atravesaron la Península Arábiga procedentes de páises de África, de Pakistán o de Egipto.
Aún nadie -que sepamos- ha dado una buena explicación de los motivos por los cuales si la guerra de Siria empezó hace más de cuatro años, los refugiados hayan comenzado a desplazarse masivamente precisamente este año.
Las cifras estimadas de refugiados que desde enero de este años han tratado de alcanzar Europa asciende a medio millón de personas. Alemania tiene previsto acoger hasta un millón en total.
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