El general serbo-bosnio Ratko Mladic |
El Tribunal ha demostrado en 2.400 folios lo que buscaba demostrar: que los criminales eran los serbios, única y exclusivamente, una conclusión que repite al pie de la letra la acusación de la fiscalía/OTAN.
Los jueces ni siquiera se han esforzado en disimular. Por ejemplo, los que declararon como peritos, como Richard Butler, eran miembros del Consejo de Seguridad Nacional, es decir, el espionaje de Estados Unidos, colocados dentro del propio personal de la fiscalía del Tribunal.
Butler ya había declarado como “perito” en el juicio contra el general Kristic siguiendo la misma farsa. Aparte de su parcialidad, que le inhabilita como perito, su intervención significa que la acusación procede de Estados Unidos y juega en los dos campos a la vez. Aparte de acusar se traviste de “experto”.
Lo mismo cabe decir de Reynaud Theunens, otro “perito” que, además de trabajar para la fiscalía, es miembro de la inteligencia militar de Bélgica, que es tanto como decir más OTAN. En otros casos se trata de “expertos” de la CIA o del Departamento de Estado.
Los peritos son la OTAN, los fiscales son la OTAN y otro tanto se puede decir de los jueces peleles, que no han admitido ni la más mínima mención a los criminales que no se han sentado en el banquillo: Javer Solana y demás carniceros de la OTAN y los criminales bosnios.
Naturalmente, los testigos también eran la OTAN, oficiales que combatieron contra el general Mladic en la guerra, además de los propios milicianos bosnios que lucharon junto con los anteriores.
La mayor parte de los testigos ni siquiera eran tales. No hablaron de lo que habían presenciado por sí mismos, sino de rumores que habían escuchado o de referencias de segunda mano.
En ocasiones sus declaraciones no se prestaron ante el Tribunal en audiencia pública sino ante juristas que investigaban por cuenta de la fiscalía/OTAN y que trasladaban al papel una manifestaciones después de “tunearlas” a la medida de las necesidades. En otras ocasiones, se trata de declaraciones redactadas por los propios acusadores que los testigos se limitaron a firmar.
En los procesos por los crímenes de guerra cometidos en Yugoeslavia, la matanza de Srebrenica ocupa un lugar especial y dentro de ella, la reunión del 11 de julio de 1995 entre el general Mladic y el coronel al mando de los Cascos Azules holandeses. La OTAN tuvo la mala fortuna de que la reunión se grabó y hoy se puede ver en Youtube.
La reunión se convocó para organizar la evacuación de los civiles de la ciudad y que la 28 División del Ejército bosnio depusiera las armas. En momento dado de la entrevista, Mladic pregunta por qué los aviones de la ONU/OTAN masacran a sus hombres, mientras no hacen lo mismo con los bosnios. Incluso pregunta: “¿Por qué tratan de asesinarme a mí personalmente”. El holandés se disculpa, mientras Mladic le arrincona: “¿Quiere Usted morir”, le pregunta Mladic. El holandés le responde de que no. “Pues mis hombres tampoco”, le replica el serbio. “Entonces, ¿por qué dispara sobre ellos?” El coronel holandés no le responde, ni puede hacerlo. Se limita a cumplir órdenes. Nada más.
En 2.400 folios la sentencia no reserva ni una sola mención a este vídeo, que todo el mundo conoce, menos el Tribunal, que se atiene exclusivamente a lo suyo: a las referencias de los “testigos” de la acusación, una vez más, miembros de la OTAN o de la ONU que manipulan el contenido de la misma.
Del vídeo se deduce que los miembros de la 28 División que defendían Srebrenica bosnia se negaron a rendirse y trataron de abrirse camino a tiros hacia Tuzla. Fracasaron; muchos murieron y el resto fueron hechos prisioneros. Los bosnios aseguran que los presos fueron asesinados, pero hay algo muy extraño en esos testigos que hablan de la matanza de los demás, mientras no explican por qué ellos salieron con vida.
Creo que es ocioso decir que, aunque algo de todo eso fuera cierto, no hay absolutamente ninguna prueba de que el general Mladic ordenara ninguna matanza o consintiera en ella. Como dice la sentencia es “culpable por asociación”. El jefe siempre tiene la culpa de todo lo que pasa. El fiscal podría haberse ahorrado el juicio, porque para eso no hace falta ninguna prueba. Bastaba con presentar su nombramiento.
20 años después la Guerra de Yugoeslavia sigue oyendo disparos… aunque sea en los estrados de un teatro de marionetas que trata de excusar los crímenes de la OTAN y humillar a la desaparecida Yugoseslavia y a la nueva Serbia. No hay que extrañarse de que el secretario general de la alianza imperialista haya manifestado su satisfacción por la sentencia de sus sicarios togados. “Los Balcanes tienen una importancia estratégica para nuestra alianza”, confiesa.